Rocío Carrasco ha detallado en el último capítulo de su documental, como consiguió Antonio David manipular poco a poco a sus hijos, hasta el punto de que estos la terminaran odiando. Así, desvela al fin, como fue ese cambio de mentalidad que se produjo en la mente de una Rocío Flores que apenas tenía cinco añitos, pero ya iba manifestando los primeros signos de manipulación.
«Él les ha criado con solo una versión de los hechos, y si tu padre te va inculcando eso desde que eres muy pequeño, aunque hayas vivido una situación muy diferente te lo acabas creyendo. Yo era una mujer que trabajaba y dejaba a los niños al cuidado de una 'tata', pero solo han tenido dos», ha contado acerca de que su ex alegase en varias ocasiones que se desatendía de sus hijos.
«Siempre ha querido ir de padre doliente, que no se le dejaba ver a los niños. No es cierto, nunca los ha querido tener. No sabe lo que son una varicela, las noches sin dormir, los cólicos de lactante, él no sabe lo que es eso. Por mucho que haya tenido una 'tata' al cuidado, yo estaba ahí con mis hijos».
«La pensión la ha pasado cuatro o cinco meses desde que se dictamina la sentencia para la separación, no pasó un centavo. Tuve que iniciar un procedimiento, para que le embargaran los beneficios que ganaba en los programas, y luego se las iba dando de padre doliente», ha sentenciado Carrasco, aportando además un análisis del perfil psicológico de su hija cuando tenía poco más de cinco años para dejar patente la imagen que tenía de ella como madre.
«El día de mañana la niña creo que sufrirá, ya que le irán diciendo lo que su padre o madre dijeron. La relación de la niña en casa con todos es buena, en el colegio no tiene problemas y a su hermano lo coge, le quiere le protege y defiende. Está muy pendiente en todos los aspectos», puede leerse en el documento.
«Insiste, por ciertas verbalizaciones y expresiones, que teme que su madre se vaya de su lado. Puede estar siendo influida negativamente por su padre, se ve obligada de alguna forma a mentir o encubrir».
A la psicóloga, ciertos comportamientos de Rocío Flores le preocupaban excesivamente, como el gran control que ejercía sobre la situación. «En su relación materna, deseos de agradar, complacerla, aceptado la situación especial de atención del hermano».
«Ahí ya estaba empezando la semilla del mal, ahí ya estaba haciéndole daño a su hija», asegura Carrasco. Rocío empezó a perder la capacidad de antención, tiende a imponer su voluntad. El perfil psicológico de la niña, con tan solo cinco añitos, empieza a cambiar de forma drástica.
«Ella no quería, no quería que la separaran de mi. Ella se agobiaba con la prensa. 'Te vas a cagar Rociíto', ha cumplido su amenaza, me ha quitado lo más importante que tengo en mi vida, que son mis hijos. Ha hecho que me odien y que tengan esa imagen de mí, que es mucho más cruel si cabe, y haciéndolos participes de cosas que no tienen que ser participes. Eso no se hace con dos criaturas pequeñas, ensuciándoles la mente».
Además, Rociíto relata un episodio que vive con su hija y que la asusta muchísimo. Algo, que marca un antes y un después y que la hace darse cuenta de la gran influencia que estaba ejerciendo su padre sobre ellos.
«Empiezo a notar que después de volver de pasar el fin de semana con su padre, los niños tenían terrores nocturnos. Rocío salía al pasillo y gritaba mi nombre, y la cogía y me tenía que meter con ella en la cama. Me pide que si puede dormir con su hermano en la habitación, y voy a apagar la luz y la niña me insiste en que no apague la luz y no cierre la puerta».
«Ahí me dice, 'papá me ha dicho que cuando tú nos acuestas, Fidel y tú os vaís de casa y nos dejáis solos'. A mi se me saltan las lágrimas. Ahí empiezo a notar que las cosas están cambiando. Tenía pánico».