Raquel Mosquera ha asegurado en muchas ocasiones que la relación entre Rocío Carrasco y su padre no era tan ídilica como se pretendía pintar. Por lo visto, Rociíto y su padre chocaban muchísimo, e incluso llegaba a acusarla de haber provocado la muerte de su padre después de tener una fuerte discusión.
Todo, relacionado con la aversión que el exboxeador parecía sentir hacia su yerno, Fidel Albiac, al que nunca acabó de tolerar. Sin embargo, la versión de Rocío es bastante diferente, ya que ella afirma que la relación con su padre se deterioró en el momento en que después de sufrir ese trágico accidente que casi le cuesta la vida, Pedro Carrasco no se portó bien con Albiac, y de hecho llegaba a echarle de casa.
«Mi padre debía pensar que me había muerto, porque de lo contrario no tenía cojones a hacer eso», manifestaba en los anteriores capítulos respecto al incidente.
A partir de ese momento, Rocío reconoce que la relación con su padre se enfrió bastante, pero que fue el propio Fidel el que la obligó a reunirse con él y hablar. Algo, que contrarresta bastante con lo que contó la viuda de Carrasco, Raquel Mosquera, la cual aseguraba que su marido había llegado a sentenciar a su hija con unas fuertes palabras: «No quiero volver a ver a esa hija de puta».
Todo, tras una fuerte discusión que provoca que Pedro se vaya alterado de la casa de Rocío, y posteriormente sufra un infarto. «A mi me cortan el cuello y las dos manos y mi padre no dice eso de mí. Mi padre se va alterado de casa, por otras circustancias. Le quedará eso en su mente. Mi padre le pidió perdón a Fidel, se dio cuenta de que había metido la pata, y que estaba dolida con razón suficiente y que se había equivocado».
Según la versión que cuenta Rociíto en su documental, ella y Fidel se reunieron con su padre, y este llegó a pedirle perdón por haberle tratado tan mal. «Él tenía el pensamiento de que Fidel era igual que Antonio David, y se equivocaba por completo».
«Mi padre me había fallado, y no era igual que si me fallaba José o me fallaba Amador, yo jamás habría tenido la misma reacción. Mi padre me dolía mucho», ha expresado claramente en referencia al distanciamiento que pudieron llegar a tener.
Además, ha contado como vivió la noticia de su fallecimiento. «Cuando me dijeron que había sufrido un infarto yo me pensaba que estaba bien, que estaba en el hospital, y ahí ya Fidel me contó que era así, que no iba a haber un mañana».
Para Rocío, la perdida de su padre fue un durísimo golpe. «No se fue solo mi padre, se fue mi niñez, yo era locura con mi padre. Se me fue un trozo de mí, por mucho que me peleara, se fue un trozo de mí».
A eso, se suma que la abuchearon en el funeral. Un hecho, motivado según ella, por la mala imagen que se había creado. «En ese momento para mí era más importante lo que yo dejaba ahí, que lo que pasaba fuera. La gente respondía a una imagen que se había dado, de que se comentaba que yo no me hablaba con mi padre cuando murió. Esa imagen la había creado Antonio David, y él es capaz de eso y de muchísimo más».
Por si fuera poco, Antonio David se presentó en el funeral, y según aseguraba Raquel Mosquera, al parecer tenía muy buena relación con el que fuese su suegro. Aunque, ese no el único golpe que le habría dado la peluquera, sino que siempre había más. De hecho, denunciaba en varias ocasiones que Rociíto le había quitado varias joyas de valor que pertenencían a su padre e incluso la había echado de la casa que compartían ella y Pedro Carrasco.
«Yo no le pedí nada. A mi quien me conoce sabe perfectamente como soy, que no soy interesada ni materialista. Yo, el reloj que le pedí a Raquel, era el reloj que llevaba siempre él, y que llevaba la inscripción del día que se casó con mi madre», ha explicado Rocío al respecto.
A partir de ahí, la relación se rompió por completo. «Raquel la vi en el tanatorio, en el entierro, luego hablé con ella en contadas ocasiones, y hasta ahí. Para mí, esa señora, señorita, Raquel Mosquera, no existe. Voy a seguir como he seguido hasta ahora, poniéndome en manos de la justicia», ha asegurado tajante.
«Habla y dice cosas que no son verdad y que atentan a mi intimidad, una vez fallecido mi padre. La muerte de mi padre la sobrellevo con el calor de mis hijos, que eran muy pequeños, con el calor de mi madre, y de mi pareja. Así, llego a la conclusión de que solo hay una certeza, y es que aquí nacemos y morimos, y me quedo con que he podido disfrutar de él y sabiendo que había cumplido con todo lo que se había propuesto en la vida».