Carlos Latre se ha convertido en uno de los personajes más queridos de la televisión, sobre todo tras años sacando sonrisas y al frente de programas tan exitosos como 'Crónicas Marcianas' o 'Tu cara me suena', lo que le ha convertido en uno de los cómicos mejor valorados de nuestro país. Y es que no cabe duda de que las imitaciones que hace Latre son impecables.
Aunque, él defiende su faceta fuera del escenario. «Soy bastante natural. Me gusta mucho disfrutar de los míos, intento ser positivo, aunque también tengo muchos momentos de bajón. Como buen acuario, el día que subo estoy arriba del todo y el día que bajo, estoy muy abajo del todo».
Sin embargo, Latre asegura que con el tiempo ha conseguido controlar esos bruscos cambios de ánimo. «Poco a poco me he vuelto más equilibrado, sin perder la niñez y la ilusión. En casa soy muy cicerone. Me encanta la gatronomía, servir un buen vino, traer amigos a casa y montar fiestas».
El cómico asegura que Crónicas Marcianas «fue mi gran universidad, y en los seis años que estuve pasé de chaval a hombre. Pasé de tener 19 años a 25, así que imagínate el cambio. Ahí empezó mi carrera realmente. Es como si hubiera hecho un máster en televisión. Mi gran suerte en la vida ha sido cruzarme con gente muy importante, Sardá, Carlos Herrera, Teresa Campos...»
Allí, Carlos aseguraba que aprendió muchísimo. Tanto, que se convirtió en una auténtica escuela de vida. Aunque, innevitablemente la fama se le terminó subiendo a la cabeza, tal y como él mismo reconoce.
«Sí, se me subió la fama a la cabeza. Es imposible que no fuera así. Cuando tienes 23 años, eres el colaborador de España mejor pagado, por encima de gente como Coto Matamoros, es normal. Es normal que se te suba o que te creas el rey del mambo. Tienes todo lo que quieres, es fácil para ti conseguirlo, tienes mucho dinero...», ha relatado ese momento en el que llegó a la cima de su éxito.
Por suerte, Latre también pudo contar con buenas personas a su lado para ponerle los pies en el suelo y darse cuenta de la realidad.
«Lo importante, cuando sucede todo esto, es estar bien rodeado. Yo sigo teniendo los mismos amigos del cole, mi misma pandilla de Tarragona y esto es maravilloso. El halago debilita. Es normal que se te vaya la pinza cuando a alguien le pasa lo mismo que me pasó a mí, pero lo importante es darse cuenta».
Y lo cierto es que no tardó en experientar también el lado más duro de la fama, cuando tocó fondo debido a una gran ruina económica una vez terminado el programa. Sin embargo, eso también le enseño muchísimo.
«Me apliqué una famosa frase de Truman Capote, que dice: 'El fracaso es la sal y la pimienta del éxito'. A mí todo lo que me pasó me enseñó muchísimo. Porque ningún éxito es lo bastante importante y ningún fracaso es lo bastante importante, lo que importa es el aprendizaje que te llevas de eso. Más en este mundo al que nos dedicamos, que le damos importancia a cosas que no la tienen».
«Yo siempre he sido un tío muy impulsivo e impaciente y me ha costado mucho tiempo llegar a ser una persona tranquila. He tenido que hacer un 'reset' para darme cuenta de dónde estaba. Me decía a mi mismo, '¿de verdad estás frustrado por este hecho?, ¿tú te acuerdas de cuando soñabas estar donde estás ahora?' Lo importante, desde mi punto de vista, es no parar», asegura dando a entender que en estos momentos de su vida, nada ni nadie pueden pararle.