En el contexto de crisis sanitaria, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) ha querido destacar la importancia de respetar los derechos de la infancia a pesar de la pandemia.
En recuerdo a la fecha en la que la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración de los Derechos del Niño en 1959, cada 20 de noviembre se celebra el Día Universal del Niño a instancias de UNICEF.
Unos años más tarde, en 1989, la declaración se transformó en la Convención sobre los Derechos del Niño, que obliga a cumplimentarla a todos los países que la ratifican.
Todos estos derechos son fundamentales para el desarrollo físico y social de los menores. Sin embargo, y pese a las restricciones, los niños nos han mostrado un gran ejemplo de comportamiento durante los meses más complicados de la epidemia.
Por este motivo, la AEPap ha pedido a todas las administraciones del Estado que protejan sus derechos en esta época tan difícil y que se tenga en cuenta que pese a ser un sector de la población muy vulnerable, sus voces y derechos han de ser escuchadas y respetadas.
Derecho al juego
Los más pequeños fueron los primeros en poder salir a la calle. Sin embargo, estos permisos de salida estuvieron muy limitados y algunas restricciones como el cierre de los parques infantiles limitó durante semanas el derecho a juego y a jugar con otros niños fuera de su ámbito familiar.
Los pediatras llevan defendiendo las salidas sin tantas limitaciones de los más pequeños desde el inicio de la pandemia, alegando que las posibilidades de contagio son menores que en los espacios cerrados.
Por lo tanto, siempre que esté presente un adulto con ellos que garantice su seguridad, se tomen todas las medidas preventivas necesarias y se usen las mascarillas, los niños estarán seguros y podrán realizar estas actividades que benefician su correcto neurodesarrollo.
Derecho a la educación
Las clases en línea supusieron una gran dificultad para muchos niños y familias que no disponían de los recursos necesarios para llevarlas a cabo, como los dispositivos electrónicos o las redes wifi en sus domicilios.
«El cierre de los centros educativos ha supuesto para los niños y niñas una merma en su aprendizaje, en su desarrollo y su bienestar social y emocional y tendrá un impacto mayor en los más vulnerables, ahondando la brecha social y las desigualdades ya existentes antes de esta crisis», destacaron en una nota de prensa conjunta la AEPap y la ONG Save the Children.
Por este motivo, la AEPap elaboró una propuesta para que los niños pudieran volver a los centros educativos de forma presencial siguiendo la premisa de los datos de otros países de la Unión Europea que señalaban que los colegios no eran lugares de alta transmisión del virus.
Derecho a la salud
Los pediatras de Atención Primaria llevan ejerciendo un papel clave en la atención infantojuvenil sanitaria desde que inició la epidemia, tanto en los pacientes que han contraído el coronavirus como en los que han padecido cualquier otro tipo de patología.
Estos sanitarios han atendido presencial y telemáticamente para garantizar la salud de los más pequeños y han mantenido los programas de vacunación para prevenir otras enfermedades, además de jugar un papel muy importante para reducir la presión en los hospitales durante los meses más complicados de la crisis sanitarias.
Desde AEPap han colaborado constantemente con las autoridades sanitarias y han participado en grupos de trabajo, en la elaboración de documentos para la atención a la infancia en esta época y en estudios sobre la incidencia y transmisión del virus en menores de edad.
Derecho a la familia
La crisis sanitaria ha supuesto un gran obstáculo para que se realicen reuniones de los niños con los miembros no convivientes de su familia, como primos, tíos o abuelos. A pesar de que pudieron reencontrarse el pasado verano, el estallido de la segunda ola y el incesante aumento de casos han supuesto que los expertos vuelvan a desaconsejar estos encuentros.
Derecho a una vivienda y a una alimentación adecuada
La pandemia ha afectado sobre todo a aquellas familias que disponen de menos recursos económicos. Para aquellos que se han visto afectados por el cese las actividades laborales ha supuesto que no tengan los recursos necesarios para poder atender a sus hijos como quisieran y en la mayoría de ocasiones las ayudas del Gobierno llegan demasiado tarde.