Le han acusado de machista por cómo afronta las entrevistas con las mujeres bellas que acuden a su programa, y muchas veces con razón.
Se le ha echado en cara que invitase a Santiago Abascal durante las pasadas elecciones porque así contribuía a mejorar la imagen del político de Vox.
Así es el presentador Pablo Motos. Siempre le acompaña la polémica. Será porque no se corta con sus comentarios. O puede que esto al final le compense para subir las audiencias.
Ahora sabemos que no vota pero se iría de cañas con Pablo Iglesias. Y que el cerebro que está detrás de "El Hormiguero" en realidad es el de su mujer.
Amigos entre la izquierda y la derecha pero no vota
Hace poco Motos recibía a Santiago Segura en su plató y charlaron de política. «Me parece mal que mienta un ministro, pero igual es de fachas», decía el actor. Y Motos contestaba: «Da miedo hablar de esto lo cual es un síntoma horrible por el nivel de insultos que estamos viviendo.»
Motos confesó: «En mi vida los que me han hecho favores definitivos: el primero era muy de derechas, y el otro, en Madrid, la persona que me ayudó mucho era muy de izquierdas y los dos han sido muy amigos.»
Luego dejó este titular: «Me gustaría tomarme unas cervezas con Pablo Iglesias y sus colegas hablando mal de Pedro Sánchez.»
Justo después de las pasadas elecciones Motos decía en "LaSexta" que no había acudido a las urnas: «No voto porque no quiero entrevistar a un candidato y luego tener que votarle a uno de ellos.»
Su mujer es la lista
Laura Llopis es la esposa de Pablo Motos. Llevan 27 años juntos. Ambos se conocen desde la época en que trabajaban en Radio 80.
Llopis es también la jefa de guionistas del programa. Es la máxima responsable de qué se dice o qué se hace en "El Hormiguero". Muchas de las ocurrencias del espacio son ideas suyas. También muchas de las cosas que dice o hace su marido.
Trabajar junto a su pareja también tiene sus inconvenientes. Dice Motos: «Nosotros nunca discutimos en verano pero en invierno hay fuego. Ella tiene una personalidad muy fuerte y yo también, y hay enfrentamientos, claro.»