En el último episodio de su documental, Rocío Carrasco hablaba sobre el dolor que sintió con la pérdida de su madre a causa de un cáncer. Sin embargo, la muerte de Rocío Jurado en 2006, no solo implicaba quedarse huérfana, ya que también había perdido a su padre, Pedro Carrasco, unos años antes, sino que también le sirvió para darse cuenta de que su hija, Rocío Flores, había cambiado para siempre.
Así lo recordaba Rociíto en su docuserie, quien tras el fallecimiento de su madre, estaba desesperada por ver a sus hijos y refugiarse en ellos para superar el dolor.
«David vino corriendo, empezó a darme besos y a decirme que no llorara. Tenía siete años. Le decía que no se preocupase, que estaba bien. De repente llega Rocío, que tenía nueve años, nada más llegar se sentó en las escaleras y se quedó mirándome, y me dijo: 'Mamá, ¿ahora qué va a pasar con las casas de Miami?'», contaba acerca de la frialdad que mostraba su hija tras haber pasado unos meses viviendo con su padre.
Carrasco contaba que ella había tenido que pasar mucho tiempo en Houston acompañando a su madre en su tratamiento, y durante ese período de tiempo, dejó a los niños a cargo de Antonio David, aunque a la vuelta se llevaba una desagradable sorpresa.
«En ese momento yo supe que todo había cambiado y que esa semilla del mal que había plantado en ella estaba floreciendo. Se me vino encima el mundo cuando escuché esa frase en una niña de nueve años, que se acaba de morir su abuela. Viene con una lección aprendida. Me di cuenta de que había un antes y un después en esa niña que la había parido yo, pero que parecía que no tenía nada de mí», relataba entre lágrmas.
Así, se reabría un viejo debate acerca de lo que realmente había pasado con esas propiedades de Rocío Jurado tras su muerte. ¿Qué pasó realmente con las casas de Miami? En el medio 'Vanitatis' han sacado a la luz varios detalles al respecto, y es que durante mucho tiempo se ha especulado que esas casas en Miami podrían haber sido la semilla de la discordía entre Rociíto y Ortega Cano.
Sin embargo, el diestro aseguraba que tras morir su mujer, solo les quedaba una propiedad en Miami, aunque según lo relatado por Carrasco, en realidad se trataba de dos casas alojadas en la ciudad de Florida.
«Estuvieron muy bien vendidas, fueron dos operaciones satisfactorias y, en cuanto a la que compartía Rocío Jurado con Ortega Cano, es falso que hubiera discrepancias entre la heredera y el propietario. Estuvieron de acuerdo en las negociaciones, en el momento de la venta y en el precio que se acordó, que podría haber sido superior al que se dijo en el documental», aseguran fuentes cercanas a la familia, dando a entender que esos trámites no supusieron ningún problema entre Carrasco y el marido de su madre.
Por lo visto, según narra 'Vanitatis', la propiedad que compartían Rocío Jurado y su marido no era nada despreciable, ya que contaba con tres habitaciones y un gran salón con vistas al mar, como parte más llamativa de la vivienda.
Justo por eso, la venta, -que se llevó a cabo en 2010-, fue muy bien: «Se vendió muy bien, fue una buena operación, al igual que el apartamento que Rocío Jurado tenía antes de casarse con Ortega Cano y que heredó su hija».
El tema de la herencia se ha señalado en varias ocasiones como el principal punto de inflexión que rompió para siempre la relación de Carrasco con su familia, ya que al parecer ella fue una de las mayores beneficiarias. Será en el próximo capítulo de la serie documental cuando se resuelvan nuestras dudas.