Kiko Rivera no está pasando por su mejor momento, ya que él mismo ha reconocido que "está destrozado en cuerpo y alma" tras la muerte de su abuela.
La pérdida de Doña Ana, con la que no ha podido pasar sus últimos momentos, ha supuesto un durísimo golpe para el Dj.
Tanto es así, que incluso se ha negado a asistir a la boda de su prima, Anabel Pantoja. Eso, a pesar de que tanto como él como su familia ya se encontraban en La Graciosa.
Y ese estado anímico tendría muy preocupada a su mujer, Irene Rosales, que teme que Kiko vuelva a caer en las adicciones. Y es que el dolor podría provocar que caiga en esos viejos y terribles hábitos.
La que fuese colaboradora de Viva la vida vivió sola la lucha de su marido, y tiene miedo de que toda esta situación le termine superando.
"He visto como a mi marido le daban temblores, ataques de ansiedad, discutía muchísimo con él", explicaba acerca del infierno que pasaron.
Rosales insistía en que no es un proceso nada fácil y que quizá les faltó hablar más con la familia para que supieran la realidad de lo que estaba pasando.
A pesar de que ya ve a Kiko mejor, sigue reprochándole a Isabel Pantoja que no haya apoyado a su hijo.
Por suerte, a día de hoy el Dj está más centrado y es más responsable. Sin embargo, los el conflicto con su madre y el duro golpe que acaba de recibir pueden hacerle recaer.
"Llamé a Isabel porque yo creía que era la solución, porque se le iba a caer la cara de vergüenza al saber que su familia supiese de ese tema", destacaba.
"Por mucho que una persona quiera, llega un momento que la adicción se convierte en una enfermedad. Y tú por mucho que quieras, si no tienes una ayuda, es imposible curarte porque el demonio siempre lo vas a tener".
Irene Rosales, muy preocupada por el estado anímico de Kiko Rivera
Eso es lo que ha provocado que Rosales también decida abandonar La Graciosa y vuelva a casa, asegurando que su deber es estar junto a su marido.
"Tiene que ver con la gestión que cada uno hace con el dolor tras la muerte de una abuela", comentaban en Sálvame. Y a eso se suma que el Dj ha vuelto a Cantora tras más de un año sin pisar la finca familiar y ver a su madre.
"Según han ido pasando las horas, Kiko anímicamente ha ido a peor, supongo que va digiriendo lo que ha vivido, por qué y las circunstancias en las que la ha vivido".
Además, destacan que "a eso de las 23:30 horas, cuando Irene Rosales llegó a Sevilla, apenas le salían las palabras".
Al parecer, ella también "está muy tocada, probablemente sepa en qué estado se encuentra y están en un momento muy duro los dos".
Estos últimos meses se ha hablado acerca de una posible crisis en el matrimonio. Sin embargo, ellos han desmentido en todo momento que se planteen separarse. Y es que han demostrado que son capaces de enfrentar cualquier bache.
"Es que a la muerte de su abuela, que es su segunda madre, se le suma ir a Cantora y reunirse con su madre durante tres horas", reseñan. Eso, ha dejado al hijo de Paquirri sin fuerzas.
"La vuelta de Irene se acelera porque sabe que Kiko emocionalmente está muy tocado", afirman acerca de la decisión de Rosales.
A pesar de que les hacía mucha ilusión presenciar la boda de Anabel, no tenían ánimos de fiesta.
"Sabe cuáles pueden ser las consecuencias para Kiko de vivir un momento como este, son muchas emociones que se mezclan y los bajones emocionales tienen peligro...".