Alicia Sánchez-Camacho, una adicta al bisturí
La manía de las continuas operaciones estéticas no es tan solo costumbre entre actores, famosos y celebridades. Otros ámbitos como el de la política suelen recurrir a la cirugía para ofrecer una mejor imagen de sí mismos.
Además, la política es un sector que da mucho juego entre los rostros poco agraciados. Por ello, la catalana Alicia Sánchez-Camacho es una de las políticas menos guapas de todo el país. Es nacida en Barcelona en el año 1967, tiene 54 años y no tiene ninguna pareja conocida por los medios de comunicación.
Y no es por no haberlo intentado, sino todo lo contrario. Sánchez-Camacho ha pasado por decenas de tratamientos estéticos a lo largo de su vida. Sin embargo, a juzgar por la foto, no ha conseguido su objetivo de belleza.
Una nariz extremadamente pequeña y respingona a la que se le suma una gran separación entre los orificios nasales y la boca. Estos son los rasgos más destacables de una de las personas menos bellas del mundo de la política.
Unos retoques que ni siquiera ella misma admite
Para colmo, Alicia Sánchez-Camacho nunca ha llegado a admitir públicamente sus retoques, que son claramente evidentes por sus seguidores.
Su adicción al bisturí se ha vuelto un severo problema para la que fuera Presidenta del Partido Popular de Cataluña. Retoques en la expresión de los ojos, los labios, la nariz o un estiramiento de las arrugas son las correcciones más relevantes.