Durante la fase más dura de la crisis del Coronavirus, en los meses de confinamiento, hubo una consigna que se repetía por activa y por pasiva: «Quédate en casa». Ahora la situación ha dado un vuelco y, según los nuevos descubrimientos científicos, quedarse en casa puede representar, precisamente, un mayor riesgo de contagio.
Y es que según un nuevo estudio realizado en la ciudad más poblada del sur de China, en Guangzhou, la probabilidad de contagio en el seno familiar alcanza el 17,1% y es quince veces superior al peligro existente entre contactos de trabajo, amigos u otros contextos. Una de cada seis personas infectadas lo hace en casa, según las estadísticas.
No es la única investigación que pone el acento en el riesgo del espacio doméstico. Un estudio publicado en The Lancet Infectious Diseases, también advierte que las probabilidades de transmisión entre familiares es del 12,4%, es decir, una de cada ocho personas.
Estos datos demuestran que el riesgo aumenta en función de la intensidad de la relación, y que hasta hace poco el grueso de los casos se daban en las residencias, en los centros sanitarios y entre contactos del día a día, pero que ahora buena parte de la transmisión se está originando entre convivientes y familiares de distintas casas que se juntan en reuniones y celebraciones.
Esto lo cambia todo, y de hecho, los últimos rebrotes en España se explican precisamente por ese factor. Por ejemplo, un cumpleaños en Extremadura en el que además de los infectados entre los invitados, el virus se transmitió a los familiares de estos, dando como resultado siete positivos y 33 personas en aisalmiento.
Algo parecido sucedió en Tenerife, donde se localizó un brote con nueve casos, todo miembros de una misma familias, en una sola semana. El origen fue un asintomático de la familia que contagió al resto, y este nuevo factor ha puesto la atención en el ámbito doméstico.
¿Llevar mascarilla en casa?
Por eso los expertos se plantean ahora si deberíamos llevar mascarillas también en nuestras vivienda, y la respuesta es más complicada de lo que parece. Un estudio del British Medical Journal aseguraba a finales de mayo que las mascarillas en el interior del hogar son efectivas al 79%, y ya en aquellos momentos las cifras sugerían que la mayor parte de los contagios se estaban produciendo en el ámbito del hogar.
Sin embargo, no está tan claro que la mascarilla en la vivienda ayude a reducir las tasas de transmisión, ya que el estudio era observacional y mostraba algunas limitaciones. Según otros expertos, si el espacio es cerrado el riesgo de transmisión aumentos cuando nos quitamos la mascarilla para comer o beber, al compartir las cosas en la mesa o al no lavarnos las manos todas las veces que nos podemos estar exponiendo.
Tampoco existe una directiva de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el uso de mascarillas en casa, y ante la falta de una conclusión avalada científicamente, ahora que viene el buen tiempo los expertos recomiendan las reuniones al aire libre y ser perseverantes con las medidas recomendadas.
Otro de los datos significativos de este nuevo estudio es que «la infecciosidad de las personas con Covid-19 antes de que tengan síntomas es alta y podría aumentar sustancialmente la dificultad de frenar la pandemia en curso», lo cual implica que «la búsqueda activa de casos y el aislamiento junto con el rastreo de contactos y la cuarentena serán clave para evitar que los infectados propaguen el virus».