Erik Putzbach se siente engañado tras la lectura del testamento de su difunto marido, Rafael de Marchena. El colombiano no le dejó al colaborador de televisión catalán ningún bien de su herencia, como le había prometido. Putzbach, de 38 años, y Rafael de Marchena, fallecido a los 85 por un cáncer, se casaron en Los Ángeles el 6 de enero de 2018.
A primeros de 2019 Putzbach enviudaba y Erik conocería que solo había firmado un contrato de convivencia que no le aseguraba bienes del millonario colombiano.
Erik Putzbach firmó a ciegas los papeles de su boda
Sin duda, la decepción del catalán es mayúscula con respecto a su expareja. «Ha sido el peor desengaño de mi vida, me siento engañado, ultrajado y utilizado. Rafael siempre me dijo que me pertenecía una parte de su legado y no ha sido así, no me ha tenido en cuenta. Él en vida me prometió una porción de su patrimonio y que sus joyas serían para mí. Siempre tuve claro que el grueso de su fortuna sería para su fundación, pero no esperaba quedarme sin nada de él», decía Putzbach.
No era un matrimonio, sino un contrato de convivencia
«Firmé ciegamente unos papeles. Fui estúpido y me confié. Me enteré después de que no estábamos casados, en una conversación con él en un restaurante. Entre nosotros solo había un contrato de convivencia. Como nunca hemos estado legalmente casados, como yo creía, si yo iniciase un proceso legal para exigir una parte de la herencia, sería inútil», comentaba desengañado el joven catalán.
Última semana de malos tratos psicológicos
Erik explica el cambio de actitud que tuvo Rafael hacia el: «Tuvimos una conversación por la herencia y cambió de actitud. A partir de ahí yo sufrí un maltrato psicológico durante la semana que estuve en Los Ángeles, me dejó de hablar y de tocar. Es una pena que cinco años de relación maravillosa, amor, convivencia y cariño, los arrojase por la borda las últimas tres semanas de su vida».
Resentido con su marido
En relación al testamento de su expareja, Erik confiesa: «Nos conocimos hace 20 años en un crucero. Su testamento era de 2014, pero lo que serían las últimas voluntades en Estados Unidos, creo que las cambió semanas antes de su muerte en mi contra. Lo que yo siento ahora no es tristeza por su muerte, es resentimiento por lo que hizo días antes de fallecer».
El motivo por el que Rafael le dejó fuera de la herencia
«Después de esa conversación no sé si me vio como un cazafortunas o si de repente se desenamoró de mi por completo. En estos cinco años que hemos estado viajando y conviviendo, él me regaló varias joyas, valoradas en 60.000 o 70.000 euros», añadía Erik.
Sobre su vida en pareja Erik afirmaba: «Era todo muy idílico. Quizás era una relación diferente a las que se suelen ver, por nuestra diferencia de edad y también porque ni su vida ni la mía eran vidas corrientes. Viajábamos mucho, íbamos a comer y cenar fuera, íbamos a la ópera y al ballet».
¿Echa de menos Erik a su difunto marido?
En estos términos habla Erik de Rafael de Marchena: «A día de hoy, no. Todavía siento rencor y resentimiento hacia él. Porque aún no me cabe en la cabeza el gran cambio que hizo en su testamento, y también pesa ese maltrato psicológico que sufrí las últimas semanas de su vida. Me imagino que cuando esos sentimientos tan malos vayan desapareciendo, con el tiempo aflorará la añoranza», confesaba el catalán.