A pesar de que Kiko Matamoros pretende mantener la apariencia de tipo duro al que nada le afecta, detrás de él se esconde un doloroso y traumático pasado.
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Una dura infancia marcada por la violencia y los abusos sexuales sobre la que se ha pronunciado por primera vez. Así, el tertuliano se abría por completo en el podcast 'Lo que tú digas' presentado por Álex Fidalgo.
Una confesión muy sorprendente, ya que siempre ha sido poco dado a hablar sobre sus sentimientos o los aspectos más íntimos y dolorosos de su vida.
Y es que ciertos detalles traumáticos de su pasado le marcaron para siempre y siguen persiguiéndole a día de hoy.
"A mí en mi casa y en el colegio me daban unas somantas de palos increíbles. Algunas salvajes", confesaba abiertamente. "Recuerdo un puñetazo que me dio mi padre que sangraba mucho por la nariz y yo me di otra vez contra la pared para que no parase de sangrar".
Las palizas eran tan duras, que el colaborador de Sálvame llegó a pensar en terminar con su vida. "Pensaba a ver si me muero ya".
Pero su infierno no terminaba allí, ya que terminaba reconociendo que "con 7 años viví acoso sexual en el colegio. Muchos de mis compañeros sufrieron abusos sexuales por parte de los religiosos".
Según remarca, "en aquella época los abusos sexuales estaban a la orden del día". Así, recordaba que al menos diez de sus compañeros fueron víctimas de abuso.
"En mi juventud medíamos la virilidad a base de hostias", ha explicado. "Nos fascinaba la violencia que es lo que vivías en la sociedad. Hace veinte años que no le doy una hostia a alguien".
Esas dolorosas circunstancias familiares le han llevado a actuar de manera muy diferente cuando se ha convertido en padre. "He sido muy liberal con mis hijos, nunca les he puesto la mano encima", asegura.
Sin embargo, parece que Matamoros no está dispuesto a arreglar los problemas con su hermano Coto. "He aprendido a vivir sin mi hermano y estoy muy a gusto. El que le metió en la tele fui yo, el que le explicaba todo, él no tenía ni p*** idea", ha insinuado.
Así, deja claro que no le debe nada, a pesar de que él insista en culparle de sus desgracias. Y es que Coto alega que jamás perdonará a su hermano por traicionarle y meterle a la cárcel.
Kiko reconoce su adicción a las drogas
Esta no es la primera vez que el tertuliano se abre en canal sobre un tema tan delicado. No hace mucho, Kiko confesaba en un Deluxe su adicción a las drogas. Concretamente, desde los quince años.
"Yo soy cocainómano desde los 15 años. Soy cocainómano para toda la vida", reconocía abiertamente sin temor a las repercusiones.
Fue la relación con la madre de sus dos hijos mayores, Laura y Diego, la que le hizo frenar el consumo.
"Cuando empecé con Marian levanté el pie porque ella no era consumidora. Ella no lo soportaba. Antes de Marian mi consumo desde el punto de vista médico era muy poco aconsejable".
Sin embargo, parece que durante su matrimonio con Makoke se convirtió en algo habitual, señalándola directamente a ella.
"Cuando empecé con Makoke fue la etapa más larga, el consumo de cocaína era algo habitual. Sucedieron episodios desagradables y complicados desde el punto de vista legal", destapaba.
"La droga no ha condicionado mi vida, pero me ha traído aprietos legales. Llegó a condicionar incluso mis relaciones sexuales, es decir, si no consumía no me apetecía absolutamente nada".
Y nuevamente fue la llegada al mundo de su hija Anita, con la que actualmente lleva años sin hablarse, la que le hizo replantearse su forma de vida.
"Cuando se quedó embarazada de mi hija estuve un año sin consumir, hice un esfuerzo porque quería ver a mi hija sana y feliz. Me cuidé mucho. He dejado de consumir en temporadas largas para que mis hijos estuviesen bien".