Hace unos días trascendía la noticia de que Carmen Borrego había contraído el coronavirus y se encontraba aislada en la habitación de su casa, un encierro que, tras 17 días, está empezando a afectarla psicológicamente, sobre todo después de enterarse de su segundo positivo en coronavirus, cuando ya creía que estaba casi recuperada.
Carmen Borrego confiesa sus peores momentos
La soledad a la que se ha visto sometida durante estas dos semanas la hermana de Terelu, a quien su marido le deja la comida en la puerta y lleva todo este tiempo de aislamiento encerrada en su habitación sin salir, la ha dejado mentalmente muy frágil, una situación que se ha sumado a la inquietud de no poder trabajar en un momento en el que Carmen Borrego está en una situación delicada económicamente hablando.
En la exclusiva que ha concedido a la revista ‘Lecturas’, Borrego confiesa que está atravesando un momento muy duro: «Afortunadamente estoy bien. No he estado en una fase grave pero el aislamiento te mata. Llevo 17 días sin salir de mi habitación y ya empiezo a volverme loca».
El hecho de no poder ingresar nada ni trabajar le ha cogido en un momento muy delicado, así que su incertidumbre económica tampoco la deja respirar tranquila, ya que lleva sin asistir a su puesto de colaboradora en ‘Viva la vida’ más de dos semanas: «Mi marido no factura y mi hija está en el paro. No me ha pillado en buen momento» .
Pero según cuenta ella misma, lo peor de todo es la incertidumbre del virus, ya que: «Nadie sabe con certeza lo que es este virus, no sabes si va a ir a más, tampoco los médicos te saben decir», confesaba la colaboradora.
«Los primeros días son terribles, son los peores. Tienes miedo a que te ingresen en un hospital aislada de toda tu familia», asegura sin ambages, llegando a decir que ha pasado más miedo con el coronavirus que con el cáncer.
Pensando que ya estaba casi recuperada, Carmen se sometió a un segundo test recientemente, que le ha vuelto a dar positivo, un varapalo inesperado para ella sin duda, que ya estaba pensando en mudarse con su madre, María Teresa Campos, para hacerle compañía durante la desescalada, cosa que ahora mismo se antoja imposible: «¡Imagínate que le contagio a mi madre el virus! ¡Eso sí que no me lo hubiera perdonado jamás!» .