Lydia Lozano fue de las primeras colaboradoras de 'Sálvame' en aislarse en su casa. De hecho, estuvo 35 días sin acudir al plató para proteger a sus compañeros, puesto que presentó síntomas relacionados con el coronavirus a mediados de marzo.
«No lo conté, pero el día 12 de marzo mi madre se cayó y se dio un bofetón gordo y, como no había ambulancias, fui a recogerla y empecé a toser un montón. Ahí fue cuando la Seguridad Social me dio la baja, porque no puedes estar tosiendo» señalaba Lydia Lozano.
Como por aquel entonces la situación estaba empezando y la periodista no tuvo fiebre, no le llegaron a hacer la prueba. A pesar de no tener un diagnóstico, la periodista quiso ser responsable y mantenerse alejada del plató, convirtiéndose durante su larga cuarentena en una seguidora más de 'Sálvame'.
«¡Qué tardes me habéis dado, qué gusto veros, tenéis un mérito!», ha dicho a sus compañeros con una gran sonrisa hace poco más de 15 días, cuando decidió poner fin a su confinamiento.
Un confinamiento muy duro
Durante esta larga cuarentena, Lydia permaneció en su casa con la única compañía de su marido, Charly, y de su perrito, al que ni siquiera sacaba a pasear.
«He estado 35 días sin salir a la calle, ni para sacar al perro. He llorado mogollón, he tenido bajones» relataba la colaboradora de Telecinco una vez que estuvo en el plató.
El confinamiento fue muy duro para la periodista, que tuvo muchos momentos de reflexión y otros de profunda tristeza por el fallecimiento de personas muy cercanas.
«He perdido amigos, a tres muy importantes, y es durísimo. La primera muerte que conocí fue la del padre de nuestra compañera Cristina Palicio, la maquilladora, me impresionó muchísimo porque no podían ir al tanatorio ni a abrazar a su madre.. Te impresiona, sobre todo, el no poder abrazar a la gente…», ha dicho Lydia visiblemente emocionada.
Emotiva confesión sobre su padre
La colaboradora ha revelado sus momentos más tristes y angustiosos durante este confinamiento, así como las largas noches en las que no pudo pegar ojo debido a su insomnio.
No obstante, también ha querido compartir cómo intenta superar esos bajones con una emotiva confesión desconocida hasta el momento.
Cuando tiene algún problema o simplemente está triste, la colaboradora se refugia mucho en su progenitor, ya fallecido hace unos años.
«Yo cuando me acuesto hablo con él. Le digo: ‘papá échame una mano, hombre, no ves que me están fastidiando… Hablo mucho con mi padre porque tengo insomnio y puedo pasarme toda la noche haciéndolo», ha confesado a 'Lecturas'.
De esta forma, el estrecho vínculo que la une a su padre sigue intacto a pesar de que no esté presente desde hace ya varios años.