Antonio Canales se encuentra en estos momentos viviendo una buena etapa profesional. Sí, porque, tras concursar en Supervivientes, ha pasado a convertirse en colaborador habitual de Sálvame. Esto sin pasar por alto que sigue teniendo proyectos profesionales como bailaor.
Hoy es noticia y no lo es por ninguno de estos trabajos. Lo es porque ha desvelado los duros comienzos que tuvo en su carrera. Tan complicados fueron que incluso llegó a dormir en plena calle y todo por cumplir su sueño de triunfar como bailarín.
El bailaor recibe una inesperada sorpresa en plató
Antonio Canales fue anoche el invitado del programa Volverte a ver de Telecinco. Acudió al espacio presentado por Carlos Sobera para recibir una sorpresa de su madre, Pastora. Y es que esta quiso dejar claro públicamente lo especial que es para ella.
Así, dijo: “Vengo para que se sepa lo que te quiero, lo que vales y el arte tan grande que Dios te ha dado”.
Unas palabras estas que emocionaron al andaluz, que no dudó en resaltar lo importante que es esta mujer para él. Expuso: “Siempre ha sido mi confidente. Cuando yo estaba en Madrid empezando, ella me mandaba todo lo que podía”.
“Me hacía tortilla de patatas y me daba todo el dinero que podía”.
El artista y sus trágicos comienzos
Como no podía ser de otra manera, se aprovechó la presencia del sevillano en el espacio para realizar un repaso por su carrera. Una trayectoria de éxito que inició con solo 18 años cuando se convirtió en bailarín del Ballet Nacional.
Tras esto, pasó a ser un referente a nivel internacional, lo que le llevó a crear su propia compañía. Es más, realizó espectáculos muy alabados por todo el mundo e incluso llegó a recibir en 1995 el Premio Nacional de Danza.
No obstante, llegar hasta ahí no fue nada fácil. Y es que su carrera tuvo unos complicados inicios. A su padre no le gustaba que se dedicara al baile, pero sus deseos de triunfar en ese ámbito le hicieron luchar por ello.
De esta manera, con unos pocos ahorros, se marchó a Madrid para abrirse camino. Contó que “al principio, estuve en una pensión en la calle Atocha llamada Somiedo, que ahora no existe”. Pero se quedó sin dinero y tuvo que empezar a vivir en la calle.
En este sentido, explicó: “La primera vez que nevó estaba en el metro de Atocha con los pobres que están con sus cartones. Al principio, vi la nieve como algo romántico, después, cuando eso enfrió...Pero prefería morirme en la calle a irme de Madrid”.
Acto seguido, Antonio Canales narró que “pasé momentos muy duros. Al principio tenía un poco de dinero que mi madre me pudo dar, pero al poco se acabó. Le mentía, le decía que trabajaba por la tarde en una imprenta después del Ballet Nacional”.
“Yo terminaba de bailar y me iba al convento de la calle Huertas, me ponía a la cola con mi maleta. Y, luego, me iba a dormir a la calle. Primero, en el verano, dormía en el Parque del Retiro y, luego, me dijeron que fuera a los metros de la calle Preciados, Legazpi o Atocha, para dormir entre cartones”.
A esto añadió: “Me explicaron que dormir entre cartones era lo mejor ante la humedad. Y que, después, cuando abrían, había que colarse para abajo para no congelarse. Por la mañana me iba al ballet con mi maleta, me ponía las mallas y a bailar”.
“Y así un día y otro día hasta que conseguí lo que quería”.
Un duro testimonio que era desconocido por su madre, que no pudo evitar emocionarse al conocer el sufrimiento de su hijo. Pastora, al descubrirlo, dijo: “Él me engañaba para que no sufriera”.