Desde que estallase la pandemia por Covid-19, han sido varias las sociedades científicas, tanto nacionales como internacionales, que han hablado para los diferentes medios de comunicación. Ahora, ante el creciente número de nuevos casos han decidido elaborar un decálogo para poder hacer frente a la pandemia.
En dicho documento se insiste en que la clase política debe aceptar que para enfrentarse a esta pandemia las decisiones dominantes deben basarse «en la mejor evidencia científica disponible, desligada por completo del continuo enfrentamiento político», por lo que precisa de una respuesta coordinada y basada en criterios científicos transparentes.
Como es habitual, 'El programa de Ana Rosa' se hacía eco de la noticia y entrevistaba a Saul Ares, investigador del CSIC, para obtener mayor información. La periodista, convencida, le preguntaba si «ha firmado ese manifiesto sobre las 55 sociedades científicas que piden parar ya la discusión política y centrarnos en el Covid». Algo para lo que él ha tenido una tajante respuesta: «No sabía que existía hasta que no ha salido publicado».
«¿Pero lo ha leído?», preguntaba extrañada Ana Rosa. «Lo he mirado. Y, sí, vamos, el tiempo que estoy aquí en el programa oigo a los políticos y me cabreo, pero después os oigo a los periodistas y también me doy cabezazos contra un muro, tampoco estáis libres de pecado», contestaba el científico dejando muda a la veterana presentadora.
Muy sincero, y con muchas ganas de crear debate, Ares no dudaba en explicarle cuál era el 'pecado' de los periodistas: «Cometéis el mismo que los políticos, estar discutiendo si esto está bien, si esto está mal. En Madrid, en ningún caso la cosa está bien, que sea más o menos grave es otra cosa, pero bien no está», comenzaba diciendo.
«La cosa está muy jodida, y los políticos y los periodistas la confunden, lo que tenemos que decir claramente es ‘vamos a tener muy claras las reglas sobre comportarse y vamos a seguirlas porque la situación es seria», sentenciaba finalmente el científico dejando a la presentadora y a los colaboradores totalmente enmudecidos.