El 14 de marzo de 1980 España se vio sacudida por la muerte de uno de sus personajes más queridos, el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. El entrañable presentador, que se había ganado el cariño del público por su defensa de la naturaleza y los animales, murió en un trágico accidente de helicóptero en el que un juez ve indicios de delito cuarenta años después.
La Audiencia Nacional ha abierto una investigación para esclarecer las causas de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente y otras dos personas de su equipo de TVE en un accidente aéreo. El juez José de la Mata, del Juzgado de Instrucción número 5, ve indicios de delito después de que un particular haya interpuesto una denuncia.
El juez ha pedido a la Fiscalía que investigue los hechos en un auto que contempla la posible existencia de una infracción penal. En la denuncia, interpuesta en la Audiencia Nacional por ser el órgano competente para juzgar delitos cometidos fuera del territorio nacional, se habla de una «ley del silencio sobre el accidente» en TVE, que no ha publicado el contenido de las grabaciones cuarenta años después del siniestro.
El día de la tragedia, Félix Rodríguez de la Fuente, dos cámaras de equipo (Teodoro Roa García y Alberto Mariano Huéscar), más el piloto de la avioneta, Warren Doodson, tuvieron un accidente en Unalakleet (Alaska) mientras filmaban una carrera de trineos de perros para el programa «El hombre y la tierra» de TVE.
En la denuncia se apuntan dos teorías, la de un posible suicidio de Félix o la de un asesinato. Para esclarecer las causas de este accidente aéreo se pide citar a declarar a personas del entorno del naturalista como Santiago Peláez, director del programa «625 líneas» de la televisión pública de entonces, el cámara Miguel Molina, el naturalista Carlos Llandres, o el biógrafo del fallecido, Benigno Varillas.
La familia de Félix Rodríguez de la Fuente no quiere involucrarse en el asunto. Su hija, Odile, ha afirmado que «para nosotros lo importante es la vida de mi padre y todo lo que pueda haber detrás de su muerte no nos interesa absolutamente para nada».
Teorías detrás de su muerte
Gran parte del auto está argumentado en un programa de Cuarto Milenio emitido en septiembre de 2005, donde se ponía en entredicho que el accidente se debiera a causas fortuitas. Era un día de perfecta visibilidad y sin incidencia meteorológica y, además, Félix le pidió al fotógrafo Rafael Onieva que le hiciera una foto con todo el equipo, algo que nunca había hecho.
Según dijo Onieva, el mismo día del accidente Félix dijo a sus colaboradores que aquel era «un lugar maravilloso para morir». Otras personas cercanas reconocen que el presentador tenía alguna premonición antes de partir para Alaska, y que hizo firmar un contrato a TVE para que su familia no quedara desamparada si le pasaba algo.
Tras una investigación, el piloto, consultor y experto en siniestros aéreos Ignacio Rubio, junto con el piloto de combate Fernando Cámara, concluyeron que no puedo ser un problema súbito del piloto. Barajan la posibilidad de que fuera golpeado o que alguno de los pasajeros pudiera hacerse cargo del pilotaje.
Se insinúa también que el naturalista tenía algunos detractors. Su biógrafo afirma que tenía algunas facetas que podrían haber sido molestas, y no descarta que pudiera haber sufrido un atentado o un accidente provocado. Varillas explica que Félix quería presentarse a la presidencia del Gobierno pero que gente de la UCD le forzó a renunciar.
El escrito cita también una información del diario El País que el 19 de marzo de 1980 hablaba de la llegada de los restos mortales al aeropuerto de Barajas. En el artículo aparecen unas declaraciones del ministro de Agricultura, Jaime Lamo de Espinosa: «Ha tenido la muerte que él hubiera querido. Siempre me dijo que quería morir rápidamente».
La ley del silencio
El cámara Teodoro Roa estaba grabando cuando se produjo el accidente. Las cajas con las grabaciones se entregaron a TVE, y según Santiago Peláez, todos los utensilios, cámaras y material está almacenado en los sótanos de Prado del Rey de la corporación pública, pero nunca de han emitido. El cámara Miguel Molina dice que desaparecieron.
Carlos Llandres, otro trabajador del programa, manifiesta que un día después de la muerte de Félix, del despacho de este desaparecieron archivos y documentos. El escrito ante la Audiencia Nacional dice que es muy llamativo que alguien que era director del programa no sepa cómo desaparecieron las cintas y no dé ninguna explicación de lo que se veía en las mismas.