Siete minutos y medio de bronca. Ni más ni menos. Esa es la duración del audio que Isabel Pantoja le mandó a su sobrina Anabel para afearle la conducta.
Total por nada. Anabel Pantoja solo había protagonizado un directo en Instagram para que todo el mundo pudiera verla borracha como una cuba.
Una chiquillada inocente. Vaya genio que se gastan algunas.
La puso firme
Bastante ha dado que hablar la ocurrencia de Anabel Pantoja de aparecer en Instagram un tanto perjudicada tras unas horas de cachondeo junto a su chico y sus amigos.
Aunque su pareja intentó que la prima de Kiko Rivera dejara el móvil no pudo disuadirla. Parece que a algunos de sus familiares no les ha hecho mucha gracia esta aparición un pelín bochornosa y se ha llevado más de una bronca.
La más sonada ha sido la de su tía Isabel Pantoja. Anabel lo ha contado en "Sálvame".
«Me mandó un audio de siete minutos y medio», ha confesado la colaboradora.
Además ha desvelado otras de las muchas cosas que la tonadillera le dijo. Para lo bueno y para lo malo Isabel es como una madre para Anabel.
Enfadada pero también orgullosa
«Actuó como una madre diciéndome las cosas claras, por dónde tenía que ir», dijo Anabel. En la charla también hubo palabras positivas. Isabel quiso que supiera“«lo orgullosa que estaba de mí por todo lo que he conseguido y me dijo que no la cagara por este tipo de actitudes».
Tras ver las imágenes del polémico directo Isabel Pantoja le señaló «que no me quiere ver jamás en la vida así, que si me ve así me coge».
No solo su tía le echó la bronca, También su madre le cantó las cuarenta. Ella también opina que puede perjudicar a su imagen pública.
Eso sí la salud es lo primero. Antes de recibir los rapapolvos de su entorno le llegaron otros mensajes de lo más cariñosos.
«Lo primero que hizo mi familia fue llamarme y preguntarme cómo estaba y después de eso ya vino la caña», ha confesado Anabel.
De los errores se aprende. La sobrina de la Pantoja ha sacado en claro después de que su tía y su madre le dieran un buen repaso que «a partir de las once y cuarto de la noche no se puede coger el móvil».