El confinamiento a causa de la pandemia del coronavirus ha cambiado absolutamente la vida de todas las personas del planeta y la manera de funcionar de los países. Tampoco se han salvado las zonas más remotas del mundo, como, por ejemplo, el Everest, donde hace seis meses la vida se paró por completo a causa del impacto de la enfermedad.
Los turistas dejaron de ir y los sherpas se quedaron sin trabajo y quedaron confinados por las medidas impuestas por el gobierno de Nepal. Ahora, el ejecutivo ha aprobado volver a abrir las puertas del país a los turistas a partir del 17 de octubre para llevar a cabo senderismo o montañismo, no sin una prueba PCR negativa.
Medio año después del inicio del parón y ante este esperado anuncio, un grupo de sherpas ha decidido ha decidido emprender una «expedición de recuperación turística de Nepal2020» con el fin de enviar el mensaje positivo al mundo de que ya están listos para recibir a turistas. En este sentido, Lhakpa Nuru Sherpa, de 29 años y guía habitual de escaladores extranjeros, prepara esta expedición junto a los otros cinco miembros de su equipo.
El grupo se encuentra en el pie del Everest aclimatándose y preparando la primera escalada desde marzo, que tendrá lugar en octubre en el monte Baruntse, de 7.129 metros de altura. De este modo, el campo base del Everest ha visto como se llenaban de algunas personas las primeras tiendas tras meses en la solitud. «Estamos felices; estamos de regreso a la montaña», afirma a ‘EFE’ Lhakpa Nuru, que ya ha llegado nueve veces a la cima del Everest. «Las montañas parecen un pueblo fantasma», lamenta.
Perdida ya la temporada de escalada de primavera, que va de marzo a mayo y suele atraer a más montañeros que tratan de escalar el Everest, la esperanza está puesta ahora en esta temporada de otoño (de septiembre a noviembre), que recibe normalmente a un tercio de los 1,2 millones de turistas que visitan Nepal todos los años.
La grave crisis de los sherpas
Todos quieren dejar atrás ese periodo que vació al país de extranjeros, dejando sin empleo a decenas de miles de trabajadores de aerolíneas, hoteles y restaurantes, además de los reconocidos guías o sherpas, músculo y sabiduría en la montaña. Los sherpas «estamos arruinados», lamentó Lakpa Nuru.
Para revitalizar el sector, el pasado 4 de septiembre la autoridad de turismo de Nepal emitió el primer permiso de escalada a los seis montañeros nepalíes, abriendo oficialmente el turismo de montaña por primera vez tras seis meses de sequía.
Meera Acharya, directora del Departamento de Turismo, agencia autorizada para emitir permisos de escalada, reconoció a ‘EFE’ que, a pesar de la pandemia, un periodo «doloroso» para todos, querían «superar esta situación de deterioro» cuanto antes.
La nación del Himalaya, hogar de ocho de las 14 montañas más altas del mundo, incluido el Everest, obtiene alrededor de 4,73 millones de dólares al año solo en permisos de escalada y emplea en el sector a decenas de miles de trabajadores. En 2019, según las estadísticas del Ministerio de Turismo, 8.202 personas subieron diferentes picos en Nepal.
Pero en 2020, la recaudación de ingresos del gobierno tocó fondo, con una caída de turistas del 99% desde abril, un golpe a la economía del país que algunos expertos dicen que es incluso peor al impacto combinado de la guerra civil que sufrieron entre 1996 y 2006 y el terremoto que en 2015 causó más de 9.000 muertos.
Todo ello es aún más grave si se tiene en cuenta que, a principios de años, el gobierno de Nepal lanzó la campaña Visita Nepal 2020, que buscaba atraer al menos 2 millones de turistas y superar así los 1,19 millones que habían llegado en 2019. Por esta razón, los hoteleros y otros empresarios pidieron grandes préstamos a los bancos para mejorar sus instalaciones.
Pero la COVID-19 «les quitó todo», concluyó en declaraciones a ‘EFE’ el expresidente de la Asociación de Montañismo de Nepal, Ang Tshiring, que subrayó que «más del 80% de la población de las zonas de montaña depende únicamente del turismo».