Cuando no hacía carreras con el taxi, a Victorino le gustaba salir a pedalear con la bici por la zona de La Borbolla (Llanes). En esta localidad del oriente asturiano encontró la muerte ayer, de forma trágica. Este ovetense de 58 años resbaló en el asfalto y se precipitó al río desde una altura de siete metros.
Victorino Gayo Berdasco era vecino de Oviedo, taxista de profesión y amante de la bici. El accidente tuvo lugar a primera hora del miércoles, en la carretera que une Panes con Puertas de Vidiago. Se trata de una zona del entorno de La Borbolla, a la altura del único puente que cruza sobre el río Cabra.
El fallecido era un experimentado ciclista que llevaba toda la vida yendo en bici y entrenaba casi todos los días. En su entorno reina la consternación y dicen que es muy extraño, porque era un ciclista muy prudente. La Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación, que se trata como un accidente fortuito.
Resbaló por la lluvia
Victorino iba en bici por la carretera AS-343, ayer por la mañana, y entró en el kilómetro 9 donde se suceden dos curvas en forma de ese. Según fuentes policiales, se salió de la vía probablemente por un resbalón, ya que el asfalto estaba mojado por la lluvia. Acto seguido se produjo un despeñamiento por el puente.
El puente está protegido por un guardarraíles y tiene una altura de unos cuatro metros hasta el río. En total la caída fue de unos siete metros, desde que cayó desde el asfalto al puente y de este al suelo. El ciclista quedó tendido sobre unas rocas en el río, y fue localizado varias horas después por un camionero.
Isidre Pujol es camionero de la empresa Maderas Camacho de Noriega (Ribadedeva), y hacía la ruta por la misma carretera. Poco antes de las 15:30 horas vio la bicicleta de la víctima tirada en la carretera. “Había estado haciendo los últimos pedidos y volvía a casa cuando me encontré la bicicleta”, cuenta.
Un rescate traumático
El chófer paró el camión y empezó a buscar al dueño de la bici. “Al asomarme al río ya vi que había caído de unos siete metros”, cuenta en La Nueva España. Según su opinión, “debió sufrir un resbalón en la carretera, en ese momento estaba lloviendo y es una curva muy cerrada!.
Victorino tuvo tan mala suerte que “cayó en un mal sitio, contra unas piedras”. El camionero cree que “debió de fracturarse la cabeza o romperse el cuello” fruto de la caída contra las rocas desde una altura tan alta. El chófer, de origen catalán, llamó a emergencias para que pudieran socorrer al herido.
La chica de emergencias le dio instrucciones a través del teléfono para reanimar al ciclista, “pero cuando lo toqué me di cuenta de que ya no tenía pulso”. Pujol reconoce que en ese momento se puso muy nervioso porque nunca se había encontrado en esta situación. Tardará tiempo en olvidar este rescate traumático.
Era muy prudente con la bici
Poco después llegaron las asistencias médicas, pero sólo pudieron certificar la muerte del ciclista. También se desplazó hasta el lugar una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico, que investigan el suceso como un accidente fortuito. Mientras, la noticia ha golpeado de forma dolorosa el entorno del fallecido.
Victorino era socio del Club Siglo XXI desde hace más de una década. Los miembros de la entidad se encuentran consternados por la pérdida de su compañero, al que recuerdan como un ciclista experimentado. “Había hecho pruebas de todo tipo, y además era muy prudente y seguro”, destacan desde la entidad.
Siempre llevaba la bici en perfecto estado, así que solo se explican el accidente por una desgraciada fatalidad. “Es una pérdida brutal”, señalan desde la entidad ciclista de Oviedo, que le recuerdan como “muy buena persona”. Por su afición a las bicis y su profesión de taxista, Victorino era una persona muy conocida.
Transmitió su pasión a su hijo
El presidente de Radio taxi Oviedo Principado, José Antonio Suárez, le ha definido como “una bella persona”. “Antes de la fusión de los taxistas estaba en Radio Taxi Ciudad de Oviedo”, ha explicado, “estamos muy consternados”. Victorino era muy conocido en el gremio y llevaba muchos años en el sector.
Su familia era natural de Candanedo, pero residían desde hace décadas en Oviedo. Allí, sus padres Benigno y María regentaron la sidrería La Cruz en la calle Antonio Martínez Vega. Después de jubilarse, su hijo Victorino se hizo cargo del local pero finalmente lo dejó para dedicarse al sector del taxi.
Durante más de dos años, Victorino llevó el negocio familiar junto a su hermano Gonzalo, pero actualmente el bar está cerrado. El taxista fallecido era vecino del barrio de Buenavista y había transmitido a su hijo la afición por la bici. Ha muerto haciendo precisamente lo que más le gustaba, aunque de forma trágica.