Una autocaravana en la orilla de una playa

El viaje de los españoles Natalia y Luis, atrapados en África: Un sueño convertido en una pesadilla

Senegal mantiene las fronteras cerradas por la pandemia del coronavirus

Robos, cirugías sin anestesia, gusanos, pedradas ... Un sueño convertido en aventura y una aventura convertida en pesadilla. Los españoles Natalia y Luis emprendieron este pasado septiembre, con 36 y 34 años, el viaje de sus vidas. Enfermera y policía, decidieron alquilar su casa, pedir una excedencia, comprar una autocaravana e irse a recorrer el mundo durante dos años. Pero no sabían que la crisis del coronavirus los pillaría de pleno pocos meses después de comenzar la ruta.

Ahora la pareja intenta volver por todos los medios a casa, pero no puede, explica '20 minutos '. Se encuentran en Senegal, en África, prácticamente incomunicados, después de empezar el viaje en España y pasar hacia Portugal, Marruecos y Mauritania. Y en el país africano, los hospitales «son tercermundistas», aseguran, además que «culpan a los blancos de llevar la enfermedad». Incluso les han lanzado alguna piedra.

Aunque las cifras de Covid-19 en Senegal son bajas, la embajada española les ha recomendado no confiarse, porque no existe la misma disciplina ni costumbre de ir al médico. Con la frontera cerrada por la pandemia, no consiguen volver. Les han insinuado poder viajar en un vuelo comercial, pero sin garantías por sus dos perros que los acompañan a todas partes, ni soluciones para la autocaravana, que se niegan a abandonar.

La vida confinada en un camping de Senegal

Los barceloneses llevan más de dos meses viviendo en un camping propiedad de una pareja de suizos por 500 euros al mes, en medio del Parque Nacional Langue de Barbarie, a 20 kilómetros de una ciudad.

Junto con una pareja de alemanes, una de franceses y un chico argelino, pasan las horas disfrutando de la naturaleza, de un lago «con el agua no muy limpia», dicen, del kayak, nadar y los paseos, explica el medio citado. También hacen pan, talleres de pintura y fotografía y clases de idiomas. Ellos enseñan castellano, yoga y cocina española a sus compañeros. Y no faltan los bailes. Intentan sacar la parte positiva de todo, pero tienen miedo a contagiarse de malaria o coronavirus y, además, han vivido situaciones «horribles».

Más de veinte gusanos blancos por todo el cuerpo

Luis sufrió fiebre muy alta durante dos semanas por una 'diarrea del viajero'. Después, tuvieron que coser ellos mismos una herida de uno de sus perros, pero no sería la última. El otro sufrió un traumatismo craneoencefálico con herida abierta y lo operaron sin cirugía. Y por si fuera poco, tuvieron que extraerle más de veinte gusanos blancos de todo el cuerpo, a causa de una infección provocada por una mosca, que pone larvas.

«Cada semana, el grupo hacemos una lista de los productos que necesitamos y dos hombres senegaleses nos los traen, pero muchas veces están en malas condiciones», explican. «Y es todo muy caro», añaden. Se gastan unos 130 euros en compra semanal, adquiriendo solo alimentos básicos. Por ello, temen también quedarse sin ahorros si la situación se prolonga.

«La sensación es que lo que ha pasado en España se repetirá aquí, pero con tres meses de retraso, hace que todo cueste», confiesan. Ahora ven una rendija de luz en un supuesto salvoconducto que les permitiría cruzar hacia Marruecos o Dakar y poder coger un ferry, dirección España con la autocaravana. Mientras esperan una buena noticia, sueñan en pisar España  muy pronto y poder algún día seguir compartiendo vivencias en Tailandia o Mongolia desde su Instagram, @convistasalmundoac .