La vacuna de Pfizer podría dejar de tener efectos positivos sobre la variante Delta del coronavirus.
La efectividad de las diferentes inyecciones que combaten al virus se encuentran todavía en pleno proceso de maduración. Durante los últimos meses y con la aparición de nuevas cepas, la vacuna contra esta enfermedad está siendo sometida a estudio para determinar su validez.
La versión Delta es la más agresiva tanto en su propagación como en la sintomatología que presenta. El virus de procedencia india entraña un mayor riesgo que el resto de cepas presentes en la actualidad.
Pfizer, los estudios cuestionan su efectividad
Estudios recientes han determinado que la vacuna creada por la farmacéutica norteamericana podría dejar de ser efectiva contra algunas cepas del virus. Por el contrario, en el mismo estudio se afirma que la pérdida de efectividad en otras vacunas es menor que la detectada en la estadounidense.
Hace un tiempo se realizó un estudio a uno 50 000 pacientes que demostró una disminución del 30% en la validez de la vacuna americana contra el covid. Esta información ha sido ratificada con un novedoso estudio que puntualiza que la caída de esta se sitúa por encima del 34%.
En este se informa que Moderna mantiene un 76% contra la cepa india mientras que Pfizer muestra un 42%. Estos datos han hecho que los especialistas recomienden a las autoridades sanitarias tomar las medidas necesarias para obtener inmunidad completa.
La nueva recomendación que no gustará a todos
Con estos datos encima de la mesa, los profesionales encargados de realizar los estudios han recomendado administrar una tercera dosis de Pfizer. Esta noticia no agradará a todo el mundo, ya que a nadie le gusta repetir los síntomas que provoca o el dolor del pinchazo.
Se informó que esta medida genera una mayor presencia de anticuerpos en el organismo capaces de combatir a la variante Delta. Se ha demostrado que la efectividad aumenta 5 veces su efectividad en personas entre los 18 y 55 años, y hasta más de 11 veces en rangos de edad superiores.
Por su parte, el investigador jefe de la compañía encargada de la fabricación de la vacuna se ha negado a dar por válidos estos datos. Mikael Dolsten ha puesto en duda el estudio y ha afirmado que su producto no ha dejado de ser eficaz contra el virus.
Ha confirmado que el número de anticuerpos en aquellas personas que recibieron la pauta completa a principios de año pueden haber disminuido. Aun así, ha admitido que la pérdida de efecto se debe al tiempo y no a ninguna otra particularidad.
Dolsten matizó que la efectividad sigue situándose por encima del 90% para prevenir ingresos y efectos severos en quienes se infecten de la COVID-19. Además, comparte las recomendaciones del estudio y aconseja administrar una tercera vacuna con la finalidad de reforzar el sistema inmunitario.
En algunos países ya se ha empezado a poner la inyección adicional y otros planean llevarlo a cabo una vez haya acabado el verano. Una medida urgente y adicional que, según informa el estudio, puede prevenir el aumento de la incidencia.
Esta nueva información pone de nuevo a las farmacéuticas en el punto de mira de la opinión pública. La mayoría lo consideran una decisión interesada con fines económicos y muy pocos piensan que es por el bienestar de la población.
Lo cierto es que debemos hacer todo lo posible por acabar con la pandemia y poder recuperar la tan ansiada normalidad que teníamos antes. Independientemente, debemos hacer aquello que se considere mejor para el conjunto y no primar al individuo por encima de este.