Hace más de 35 años que se detectó un virus, posteriormente conocido como VIH y se predijo que la vacuna para combatirlo estaría preparada en dos años. Era el año 1984 y esas declaraciones las hizo Margaret Heckler, secretaria de Salud y Servicios Humanos de EEUU.
La realidad es que en el año 2020 no está preparada todavía la cura para el SIDA. Se ha conseguido, sin embargo, que la enfermedad no sea mortal y poder convertirla en crónica, es decir, que se puede convivir con ella mediante medicación. La OMS ha llegado a identificar hasta 6 tipos de coronavirus, el primero en los años ‘60, pero todavía no existe vacuna ni cura para ninguno de ellos.
Una esperanza para el futuro es que no se trabaja de la misma manera en la medicina que en los años ‘80, como tampoco se tienen los mismos medios científicos, hoy mucho más avanzados. De hecho, muchos organismos, de carácter internacional, trabajan codo con codo para tratar de hallar una solución médica al coronavirus, cosa que no ocurría antes.
Hubo personas que aseguraban que la vacuna para curar el coronavirus estaría fabricada en menos de dos años. Hoy, en cambio, esa afirmación no tiene tantos defensores. Cabe recordar que la mayoría de vacunas que existen han tenido un proceso de desarrollo de una media de 10 años.
Otro problema añadido es el que señaló Christopher Whitty, uno de los responsables del sistema sanitario del Reino Unido, que advirtió que había evidencias «preocupantes» que sugerían que puede no ser posible estimular la inmunidad al virus. «No sabemos si se obtiene ésta al pasar la enfermedad y por cuánto tiempo –explicaba Whitty –. Y lo mismo ocurrirá con una vacuna. Hay ciertas evidencias de que algunas personas se han reinfectado y es una situación un poco preocupante. Debemos tener cuidado al asumir que vamos a tener una vacuna para esta enfermedad como la hemos tenido para el sarampión, que nos protege de por vida», manifestaba el responsable sanitario anglosajón.
De hecho, la OMS manifestaba que «no hay pasaportes de inmunidad», para aquellas personas previamente infectados por el coronavirus, pues «actualmente no hay evidencias de que las personas que se han recuperado de Covid-19 están protegidos de una segunda infección».
David Nabarro, experto en materia de salud y candidato a liderar la OMS tres años atrás, ha declarado que: «Hay virus contra los que todavía no tenemos vacunas —señalaba recientemente en una entrevista a la CNN—. No podemos asumir que se desarrollará una, o, si se consigue, si pasará todas las pruebas de eficacia y seguridad.
Es absolutamente esencial que todas las sociedades se coloquen en una posición en la que puedan defenderse contra el coronavirus como una amenaza constante y puedan llevar a cabo una vida social y actividad económica con el virus en nuestro medio».
Buscar soluciones alternativas
Estos argumentos nos empujan, a la fuerza, a buscar soluciones alternativas por la falta de vacuna. Una de ellas debe de ser la investigación, en mayor profundidad, sobre la posible inmunidad en pacientes que hayan superado la dolencia. Estas investigaciones deben ir dirigidas para comprobar hasta qué punto existe inmunidad por parte de las personas al coronavirus.
Otra de las posibles soluciones, a corto plazo, es destinar recursos para el análisis de posibles candidatos para la futura pandemia, pues a pesar de existir una hipotética vacuna para el coronavirus, no es seguro que sea apta contra futuras pandemias.
Ha quedado claro que, sin una vacuna, los pasos a dar para superar una pandemia conllevan más preguntas que respuestas. Algo que sí piensan los países es que no podemos estar demasiado mucho más tiempo parados, a nivel económico, pero cabe recordar que existe una opinión generalizada de que esta experiencia cambiará la economía mundial.