El COVID-19 no es la única enfermedad con la que tiene que lidiar el ser humano en la actualidad. Hay otras dolencias que también se están cobrando víctimas mortales y que, al contrario de lo que piensa la gente, no están erradicadas todavía.
Una enfermedad que continúa haciendo mucho daño todavía
La pandemia de coronavirus lleva meses ocupando las portadas de los medios de comunicación. No obstante, existen muchas otras enfermedades que pasan desapercibidas mediáticamente y que siguen haciendo mucho daño a la sociedad desde hace años.
La tuberculosis es una de estas dolencias silenciosas. Al contrario de lo que piensan muchas personas, esta enfermedad continúa latente en nuestro país. No está en absoluto erradicada y se mantiene activa mientras el foco de atención sigue centrado en el coronavirus.
La bacteria Mycobacterium tuberculosis, considerada la más mortal de la historia de la humanidad, es la que causa la tuberculosis. Se estima que ha causado más de mil millones de muertes en toda su historia alrededor del mundo. De hecho, cada año, muere una media de 1,4 millones de personas por esta dolencia en nuestro planeta.
El año pasado, el COVID-19 acabó con la vida de 1,8 millones de ciudadanos alrededor de todo el mundo. Lamentablemente, esta cifra no dista tanto de los datos anuales de decesos por tuberculosis.
Transmisión y diagnóstico de la tuberculosis
Esta enfermedad se transmite por vía aérea. Se contagia a través de pequeñas gotas cargadas con bacilos que expulsan quienes están infectados al toser o estornudar. Las personas sanas las inhalan sin darse cuenta y estas microgotas llegan hasta su sistema respiratorio, causando en algunos casos lesiones pulmonares graves.
Por regla general, el diagnóstico de esta dolencia se hace mediante un esputo como muestra biológica estándar del análisis. En esta prueba se buscan bacterias y otros gérmenes que puedan causar infección en los pulmones o en las vías respiratorias del paciente.
Lo habitual es que el contagiado presente bacilos en el esputo en la muestra previamente cogida, que no resulta dolorosa para el enfermo.
Lo cierto es que la tuberculosis es una enfermedad más complicada de lo que puede parecer en un primer momento. Como muchas otras, puede complicarse en cada caso concreto y hay que tenerlo muy en cuenta.
En algunas ocasiones puede producirse una infección mixta. Esta se origina por la trasmisión de un paciente contagiado con dos cepas diferentes a otro que como resultado se infecta también de ambas.
También se dan casos de reinfección. Hay veces en las que una persona se cura, pero no llega a eliminar por completo la primera cepa y se infecta por una segunda.
A todo ello hay que sumarle los casos de superinfección. Un paciente contagiado previamente se puede volver a infectar con una cepa diferente. En este caso, ambas podrían coexistir o una de ella sería reemplazada por la otra.
La verdad es que este tipo de infecciones policlonales son de gran relevancia y hay que tener especial cuidado con ellas. Estas pueden complicar no solo el diagnóstico, sino también el tratamiento.
Posibles complicaciones
Esto se vuelve más difícil cuando las diferentes cepas muestran un perfil de resistencia diferente a los antibióticos. En los casos más complicados, las biopsias pulmonares son de gran ayuda. Con esta técnica, se secuencia el genoma completo de la bacteria presente en las muestras respiratorias.
El problema es que no es posible realizar biopsias pulmonares a todos los pacientes contagiados, obviamente. Por este motivo, habrá que continuar investigando exhaustivamente sobre esta enfermedad. El principal objetivo es dar con la muestra biológica no invasiva que dé respuesta a la descripción de la diversidad bacteriana implicada en la tuberculosis.