Naiara

Las 12 horas de torturas que acabaron con la vida de una niña de 8 años, en Huesca

Naiara había bajado su rendimiento escolar en 3º de Primaria, pero no había suspendido ninguna

Naiara
Imagen familiar de Naiara, la menor torturada en Huesca | Cedida

 

Naiara Valentina Abri Briones Benítez era una niña de ocho años que había bajado su rendimiento escolar durante las últimas evaluaciones. Por ese motivo, su madre y su padrastro decidieron llevarla durante los meses de verano a Sabiñánigo ( Huesca), a casa de la abuela, para que estudiara durante esos meses.

Los últimos días con vida de Naiara se convirtieron en una auténtica pesadilla. De ello se encargó su tío político, bajo el pretexto de que lo hacía para que ella hiciese los deberes. Lo que pasó es que la llevó tan al límite con sus métodos de tortura, que acabó por matarla.

Tras llevarla al hospital, falleció horas después en el centro médico. Se encontraba llena de magulladuras, el labio roto y muchos moratones.

Naiara había bajado su rendimiento escolar, pero no había suspendido ninguna asignatura. Acababa de finalizar tercero de Primaria. El día 6 de julio del 2017, la niña desayuna con su abuela sin apenas dormir en las últimas 48 horas. Su tío político y la madre de éste la habían obligado a estudiar, forzándola a no dormir para que estudiara.

El medio ‘El Español’ ha tenido acceso casi dos años después de este caso de asesinato a las conversaciones que su tío político mantuvo con otros miembros de la familia, implicados en mayor o menor medida en las sesiones de tortura de la menor. Se puede comprobar que llevaron a la niña al extremo, tanto psicológica como físicamente.

Grilletes y hasta descargas eléctricas

El nombre del tío político de Naiara es Iván Pardo Pena. Ha sido el único acusado en el asesinato de Naiara. La Fiscalía ha pedido la prisión permanente revisable para Iván por tratarse, además del asesinato de un menor.

El abogado del padre biológico de Naiara ha argumentado que la familia de la madre era consciente de todo cuanto estaba pasando con ella durante esos días. Tanto del castigo como de las torturas y el ensañamiento que estaba sufriendo.

Durante más de 12 horas, Naiara fue sometida a maltratos por su tío Iván. Le realizó descargas eléctricas, la engrilletó, la amordazó, le arrancó parte de su cuero capilar, hizo que Naiara estuviera de rodillas sobre un material similar a la sal o al arroz. Incluso la golpeó en repetidas ocasiones.

Durante esas prácticas absolutamente vejatorias y abusivas, Iván y su familia no hacían otra cosa que jactarse y reírse en chats grupales de la familia.

Largas horas de torturas 

Naiara tenía que realizar 20 hojas de la lección que debía aprenderse. Su tío se lo había mandado la noche anterior y cuando regresó por la mañana Naiara le comunicó que no tenía hecha toda esa faena.

En ese momento, Iván se pone muy nervioso, se enfada y empieza a golpearla con los nudillos en la cabeza. Le llega a decir: «yo voy a sudar, pero tú lo vas a pasar muy mal, te voy a dar durante diez horas».

Es en ese momento en el que empiezan las torturas. La sometió a descargas eléctricas. También la esposó con dos esposas; una para los brazos y otra para los pies. Su obsesión era que no se moviera. Le introdujo un calcetín en la boca y, para que no lo expulsara, le ató alrededor de la cabeza, a modo de mordaza, un cinturón. Naiara tenía que aguantar que le diera puñetazos en la cabeza, en la cara y en la nariz mientras todo esto sucedía.

Naiara había sufrido torturas anteriormente. Diez días antes del fallecimiento de la menor, su tío Iván le envió un fragmento al padrastro en el que Naiara permanecía de rodillas sobre ese material que parecía arroz o gravilla.

«Bueno, ya se lo dije a mamá, que es masoca», dice el padrastro de Naiara a su tío.

«Jajaja. Pues mañana guijarros del río», responde Iván.

Tras varios minutos, Iván le dice a su hermano—y padrastro de Naiara—:

«Anda que no te lo pierdas, se apoyaba en la mesa para que no le hiciese efecto, y yo la veo y mamá (la abuelastra) no se daba cuenta, y la puse recta y le digo, no, no, así no te tienes que poner. Y ahora se queja y ahora llora de que le duele, de que tiene las rodillas…(Iván se ríe) que le duelen. Pues de momento ahora, hasta cenar se va a quedar así», escribió Iván.

La muerte de Naiara

La noche del 2 de julio de 2017, tan solo cuatro días antes del fatal desenlace, una de las sobrinas de Iván le envía una fotografía en la que aparecía Naiara con unas orejas de burro, arrodillada en el suelo y con una pose absolutamente humillante. Además, se podía apreciar a su abuelastra justo detrás.

Cuatro días después, la noche del 6 de julio, la misma sobrina le envía un mensaje a su tío: «Si puedes, antes de venir a casa trae más piedras y ortigas para la tigresa. Que las ha tirado todas por ahí», le pedía a Iván.

Así, por la mañana, continuaron las torturas físicas. En un momento determinado, durante todo el maltrato, Naiara logra zafarse de Iván y se esconde debajo de la mesa de la cocina. Iván la cogió y le pidió a una de las primas que le lavara la boca que tenía ensangrentada de las palizas anteriores. Más tarde la llevó a la sala de estar y la obligó a estar durante una hora y media de rodillas sobre unas piedras.

Le siguió dando descargas y golpes. El impacto que fue definitivo fue en la columna. Iván dijo «Son mis normas, a mí nadie me va a discutir». Naiara cayó al suelo, inconsciente, y jamás se volvió a mover. El reloj marcaba la una de la tarde.

Los médicos descubren la verdad 

Cuando Iván se da cuenta de que a Naiara le ha pasado algo realmente grave, se la lleva al baño, la limpia de las heridas, manchas de sangre y demás y llaman a urgencias. A sus familiares les dice que digan que Naiara se ha caído por las escaleras, y eso es lo que dirán al principio. Más tarde, acabarán por confesar las acciones llevadas a cabo por su tío.

La abuelastra y toda la familia marcha hacia el hospital al que llevan a la pequeña. Durante el trayecto, la abuela y una de las primas se escriben:

«Os quiero mis niñas. No sé qué voy a hacer sin vosotras», dice la abuela.

«Tranquila, por favor, tranquilízate. Tienes que pensar detenidamente cómo va a salir todo esto», le responde la menor.

Ya en el hospital, los doctores detectan todo tipo de lesiones, las cuales no concuerdan con la versión ofrecida por los familiares de Naiara. Fue operada de urgencias, pero no pudieron hacer nada por salvar su vida.

Desde el ingreso de Naiara en urgencias y durante los días posteriores, el caso llega a los medios. Uno de los amigos del colegio le envía un mensaje a una de las primas pequeñas. Le pregunta sobre la veracidad de una noticia que especula que la familia ha tenido que ver más de lo que se ha dicho.

«¿Es verdad eso? ¿Qué no se cayó por las escaleras como me dijiste?», pregunta el amigo.

«No, pero es lo que tenía que decir, como te iba a decir todo eso. Por favor, perdóname», responde la sobrina.

«No te preocupes. Yo me hubiera inventado algo también», le acaba contestando el amigo.

«Nunca llegué a conocer a mi hija cuando era grande» 

Naiara tenía tres añitos cuando su padre la vio por última vez, en Argentina. Manuel Adolfo Briones, su padre, la recuerda con mucha tristeza, pues jamás pudo pasar con ella todo el tiempo que hubiera deseado: «Nunca llegué a conocer a mi hija cuando era grande. Siempre recuerdo su sonrisa».

Manuel solo volvió a España para ver la tumba de su hija, pues se enteró de su fallecimiento por una noticia que leyó por las redes. Tras presentar sus respetos a su fallecida hija, se volvió a su país y lo dejó todo en manos de sus abogados.