La situación en Afganistán está muy lejos de ser la que prometieron los líderes talibanes una vez se hicieron con el poder hace algunas semanas. Si no solo hay que ver uno de los últimos crímenes cometido por milicianos afines al régimen. Estos serían los autores de la muerte de una policía embarazada, identificada como Negarah, en la provincia de Ghor, en el oeste del país.
La mujer habría trabajado como agente de la ley en una prisión hasta la llegada de los talibanes al poder el pasado 15 de agosto. En ese momento, habría abandonado su puesto, se desconoce si por voluntad propia o por las presiones de los talibanes.
La noticia habría sido confirmada por varios activistas afganos que se encuentran fuera del país y que habrían querido denunciar el asesinato. Estos se habrían hecho eco de las informaciones facilitadas por la familia de la mujer, algunos de ellos presentes en el momento de su muerte.
Y es que al parecer la mujer habría sido ejecutada casi sin previo aviso el pasado sábado por la noche. Así lo explicaba el activista afgano Hasán Hakimi en sus redes sociales. Su asesinato se habría producido delante de su propio marido y de uno de sus hijos.
El crimen habría sido confirmado también por dos antiguos funcionarios de Ghor. Estos han querido mantener el anonimato, pero daban fe de lo sucedido en esa zona del país. Varios periodistas también han querido publicar en redes imágenes de una mujer ensangrentada que corresponderían a la antigua agente asesinada.
Por otro lado, también se ha hecho público un vídeo de un adolescente que se habría identificado como hijo de la fallecida. Este relata que tres hombres que se presentaron como muyahidines entraron en su casa y mataron a su madre delante de él.
"Mi madre estaba embarazada de ocho meses. El Gobierno debe averiguar si eran talibán, del Estado Islámico o de qué", explica el joven en esta publicación. Varios periodistas locales han difundido esta grabación a través de las redes sociales.
Temor por lo que les pueda pasar a otras mujeres como ella
La verdad es que este tipo de asesinatos no hacen otra cosa que reafirmar los temores de los propios afganos y de la comunidad internacional. Aunque los líderes talibanes hayan querido vender una cara amable ante los medios, parece difícil que puedan controlar las actitudes de muchos de sus milicianos. Todo pese a la promesa de “sin rencores, sin venganza” que dijeron en su primera rueda de prensa.
Activistas como Hakimi denuncian la preocupación existente por muchas mujeres que ejercían trabajos como Negarah en Afganistán. "Nos preocupan las mujeres que trabajaban para la Policía, en las casa francas y en la Dirección de Asuntos de la Mujer", decía en declaraciones a la agencia DPA.
Y es que hay constancia de que estas no van a poder volver a sus trabajos con normalidad. "Los talibán les han amenazado en muchas ocasiones", seguía insistiendo este mismo activista. Para él hay pocas dudas que no están cumpliendo con la prometida "amnistía general" y que sus hechos contradicen sus palabras.
Los talibanes niegan que hayan sido ellos quienes han matado a la ex policía
Ante la denuncia hecha por varios activistas y la familia de la mujer asesinada, el régimen ha dado su versión oficial de los hechos. “Estamos al tanto del incidente y estoy confirmando que los talibanes no la han matado, nuestra investigación está en curso”, afirmaba el portavoz Zabiullah Mujahid.
Este quiso negar ante los medios que se tratará de un asesinato ordenado por algún miembro talibán. Aseguraba que el motivo podría tratarse de “enemistad personal u otra cosa”. Y recordaba que ellos están amnistiando a los que trabajaban para el anterior gobierno de Afganistán.