Samuel Luiz, el joven asesinado tras una brutal paliza en A Coruña, aterrizó en España con un año de vida. Su familia se fue a vivir a Culleredo, cerca de A Coruña y actualmente residían en Meicende (Arteixo).
El joven trabajaba como auxiliar de enfermería en una organización benéfica. A su vez, lo compaginaba con sus estudios para convertirse en protésico dental, su gran sueño.
El joven era gay, aunque nunca se lo había contado en profundidad a su padre. Solo hablaron del tema en una ocasión en televisión y fue el chico quien prefirió no darle muchos detalles. "Lo que uno es o deja de ser es cosa de cada uno, hay un tiempo para hablar las cosas y ahora no es el momento", le confesó.
Samuel inició su formación como técnico auxiliar de enfermería en el Centro Público Integrado de Formación Profesional (CIFP) Ánxel Casal. Allí, el joven conoció a Lina Suárez, una de sus mejores amigas. Esta chica estuvo junto al fallecido el día de que le asesinaron en plena madrugada coruñesa.
"Le querían por el buen trato que les brindaba y la alegría que les transmitía"
Tras formarse, el joven comenzó a trabajar en el centro geriátrico gestionado por la Real Institución Benéfico Social Padre Rubinos. También trabaja en áreas sobre la inclusión social o la educación infantil. En ese centro continuó desde 2017 y en los últimos tiempos, su amiga Lina también trabajó con él.
"Los residentes lo querían mucho, los trataba muy bien y les hacía reír", decía un día de estos la amiga del chico. Eduardo Aceña, presidente de la Fundación Padre Rubinos, apuntaba algo muy significativo sobre él. Las personas mayores con las que trabajaba "le querían por el buen trato que les brindaba y la alegría que les transmitía", afirmaba Aceña.
El caso es que por el mal estado de salud de algunos de los residentes, los responsables del centro decidieron lo siguiente. Desde el geriátrico pensaron que lo mejor era no contarles lo sucedido para no empeorar su maltrecha salud.
Así era Samuel para los que le querían
No hay duda de que todos los compañeros de trabajo, sus amigos y su familia confesaban que Samuel era un buen chaval. El padre del joven puso en valor que era "maravilloso", que "nunca había dado problemas" y que era "querido por todos".
"Mi hijo era cariñoso y amigo de sus amigos; nunca en su vida se metió en peleas o llegó borracho a casa, ni tomaba drogas", decía Maxsoud Luiz.
Luiz pidió algo para seguir manteniendo el espíritu de Samuel, quien "siempre ayudó a la gente". Solicitó que las personas que acudiesen a la concentración en su memoria, en la céntrica plaza de María Pita, llevasen alimentos para donárselos a la Cruz Roja.
Además, en una carta publicada en varios medios, sus amigos más cercanos, como Lina, Sandra o Cristina, dejaron algo muy claro. Recalcan que Samuel "jamás se metió en un problema" y nunca le faltó el respeto a ninguna persona.
"Siempre se portó bien con todo el mundo y siempre estaba cuando lo necesitabas, en las buenas y en las malas", decía uno de ellos.
El chico era "como un huracán cargado de energía", dando "alegría y apoyo". Samuel era "un compañero tanto de buenos recuerdos y tardes de risas como de noches largas y días grises", afirman sus mejores amigos.
"Era esa persona que, si te tenía que decir las cosas, lo hacía sin rodeos. Te hacía ver tus errores, te ayudaba con ellos y te aceptaba tal y como eras", aseguraban algunos embargados por la emoción del momento.