Estaba previsto que hoy el buque oceanográfico Ángeles Alvariño se retirara de la costa de Tenerife. Busca a Anna y a Tomás, después de haber hallado el cuerpo sin vida de Olivia. La insistencia de la familia ha conseguido prolongar la búsqueda.
Con la prioridad de encontrar pistas para dar con Anna y Tomás Gimeno, los investigadores suman una herramienta más. Es el submarino Piscis IV, capaz de sumergirse a 2.180 metros de profundidad. Ya se encuentra en la isla, preparado para actuar.
Así lo ha explicado el presidente del Cabildo de Tenerife, Pedro Martín, a Radio Club Tenerife. Según ha dicho, se trata de un submarino de pequeñas dimensiones y de titularidad privada que apoyará las labores del buque Ángeles Alvariño.
Este submarino lleva cuatro meses en Tenerife. Fue instalado en Radazul para colaborar en un proyecto junto con el Instituto Oceanográfico de Canarias. Ha sido considerado de interés estratégico por el ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
El submarino privado Piscis VI es el que mayor profundidad puede alcanzar en todo el mundo: hasta 2.180 metros. Será una herramienta más para la difícil tarea de buscar a Anna, la niña de un año presuntamente asesinada por su padre Tomás.
También buscan el cuerpo de Tomás Gimeno, que el 27 de abril mató a sus hijas y lastró sus cuerpos en el fondo del mar. Su hallazgo es la pieza que falta para cerrar el caso. La esperanza de encontrarles se ha ido desvaneciendo en los últimos días.
El hallazgo de Olivia, todo un milagro
El 10 de junio, hace justo una semana, el buque oceanográfico Ángeles Alvariño encontró el cuerpo de una niña de 6 años a 1.000 metros de profundidad. Los análisis de ADN confirmaron que era el cadáver de Olivia, la hija mayor de Tomás Gimeno.
La Guardia Civil creía que Tomás había matado a sus hijas la misma noche, y las había lastrado hacia el fondo marino. La señal de su teléfono móvil permitió acotar una zona concreta en la costa de Tenerife. Las labores de búsqueda dieron su fruto.
Durante once días, un buque especializado con un sonar y un robot subacuático rastreó la zona en búsqueda de objetos extraños. Finalmente divisó la bolsa en la que se encontraba Olivia. Estaba atada al ancla de la embarcación de Tomás, junto con otra bolsa.
Es presumiblemente la bolsa en la que Tomás escondió el cuerpo de Anna, la hermana pequeña. Pero estaba abierta y vacía. Creen que se abrió al tocar el suelo y el cuerpo pudo ser arrastrado por la corriente.
El reto de encontrar a Anna y a Tomás
El hallazgo del cuerpo de Olivia es único en el mundo, y ha permitido reconstruir las últimas horas con vida de las niñas. Pero hay algunas incógnitas por resolver. Como por ejemplo, qué hizo Tomás después de hacer desaparecer los cuerpos.
La principal hipótesis era que se había quitado la vida, pero esto cada vez está menos claro. En sus cartas de despedida, nunca mencionó esa opción. Y además, la última señal de su móvil no es en el agua, sino en tierra firma a ocho kilómetros de distancia.
Por lo tanto, aumentan las sospechas de que Tomás Gimeno podría estar con vida. Y si esto fuera así, tampoco es descartable que se hubiera llevado al bebé de un año. Es poco probable, pero en definitiva es una posibilidad que sigue abierta.
La familia de las niñas, y en particular la madre, Beatriz Zimmermann, han pedido que el buque se quede en aguas tinerfeñas algunos días más. Quieren apurar todas las opciones para hallar nuevas pistas.
Ahora, el Ángeles Alvariño contará con un apoyo más que puede ser de mucha utilidad. El submarino se sumará al complejo desafío de explorar el fondo marino. Los expertos aseguran que es muy difícil, pero hasta el último momento habrá esperanza.