Los más de 40 días que hemos estado confinados debido al Covid-19 podrían tener graves consecuencias para toda la población. Muchos ya hablan del Síndrome de la Cabaña como la nueva enfermedad psicológica derivada del coronavirus
A pesar de que no ha sido categorizada como tal por los profesionales de la salud mental, lo cierto es que síndrome de la cabaña ya es un hecho que tiene como principal características el miedo salir a la calle tras tantas horas de encierro.
Hay psicólogos que reniegan de este nombre como José Ramón Ubieto, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. Este explica en '20 minutos' que es un «mal nombre», ya que no nos encontramos recluidos por voluntad propia. Aun así explica que ahora mismo este miedo «afecta a personas de todas las edades y cada uno tiene sus motivos para no salir» y que aún no entendemos porqué.
Otros como Ovidio Peñalver sí que afirman que la gente se está sintiendo como si estuviese secuestrada y «se ha acostumbrado a estar en su cueva y no salir de ahí».
Como es tener el síndrome de la cabaña
Un ejemplo es Marisa, una vecina de Cartagena de 61 años, con varias patologías, y que pasa el confinamiento con su hermana. Confiesa que o «mis hijas nos hacen la compra o sino la pedimos por internet y cuando nos lo traen, les pedimos que la dejen en la puerta de casa» por el pánico que tiene a salir. «Ni de coña» quiere ir a un supermercado y esperará a que todo sea normal para volver a salir.
Su hermana Pilar de 63 si se atreve a hacer algunas salidas a tirar la basura. Relata pero como cuando lo hace «vuelve descompuesta» y que llegan a acumular bolsas porque lo pasa fatal. Cuentan que a su perra le han puesto un pañal para no tener que pasearla.
Aunque la mayoría de afectados son personas de riesgo, mayores o niños, no tiene porque ser así. María, veinteañera, explica su encierro sola en Madrid. No quiso volver a Almería para proteger a sus padres. Aunque ella sí va al super su primera vez fue una mala experiencia: «Salí del súper llorando. La sensación fue terrible, sentí mucha ansiedad y no podía respirar». Además, se agobia cuando ve mucha gente en la calle