El sábado tenía que ser el día más feliz de la corta vida de Saúl, un chico de 13 años que acababa de ganar la liga con su equipo de infantiles, y se disponía a celebrar la de su equipo del alma, el Atlético de Madrid. Una alegría empañada por la tragedia, ya que murió en un accidente cuando se dirigía a la celebración.
La noticia consternó al mundo del fútbol, y durante la celebración de la onceava liga del Atlético, su capitán Koke vistió a Neptuno con la budanda del Atlético de Madrid pero también con un brazalete negro. En su memoria estaba Saúl, el joven fallecido horas antes tras recibir un impacto en la cabeza con el vehículo en marcha.
Saúl era de Torrejón de la Calzada, tenía 13 años y un sueño por cumplir: ser futbolista. Era lateral del CD Fairplay Parla, lugar al que él y su hermano mellizo Iker se desplazaban diariamente para entrenar y jugar los partidos. En declaraciones a El Español, gente de su entorno le describe como un apasionado del fútbol que ponía todo el corazón en sus actuaciones. Venía de ganar la Liga y de celebrar el triunfo de su Atleti en la máxima categoría. Pero entonces, todo se torció.
Saúl se dirigía con amigos y su hermano Iker al centro de Madrid para celebrar el título de liga, pero poco antes de llegar a la Fuente de Neptuno sacó la cabeza por la ventanilla e impactó con un muro del parking de la Plaza Santa Ana. En contra de lo que se dijo, ni conducían sus tíos, ni la furgoneta iba rápido, ni derribó varias vallas de seguridad a su paso. «Lo que pasó fue mala suerte y ya está», aclaran sus familiares.
El suceso ocurrió cuando el vehículo se disponía a aparcar en el parking de la Plaza de Santa Ana, un lugar con un acceso estrecho y revirado. El niño no sacó medio cuerpo por la ventanilla como se dijo en un principio. Así lo cuentan sus allegados: «Iban en una de esas furgonetas grandes, tipo Mercedes Vito, cuyas ventanas son demasiado pequeñas como para que una persona saque medio cuerpo».
El niño solo sacó la cabeza un segundo, suficiente como para que golpeara con el muro de hormigón. No fue un gran impacto, pero «el impacto le pilló mirando hacia atrás y le golpeó en la nuca, y si le hubiera pasado mirando hacia adelante tal vez estaríamos hablando de un simple traumatismo».
Un dolor enorme
Saúl se preparaba para celebrar el día más feliz de su vida. Su equipo de infantiles se había proclamado campeón, y la plantilla se había reunido para comer y prepararse para festejar la liga del Atleti por la noche. Tras el pitido final en Pucela, los chavales se dirigieron felices a Neptuno, pero entonces sobrevino la tragedia. «Creo que todos necesitamos rompernos, llorarlo, asumir lo que ha pasado, porque aún no nos lo creemos», dicen los familiares.
Tras el desafortunado suceso llegaron las ambulancia y la policía, mientras en el parking el caos y la desesperación se confundían con los gritos de euforia y la alegría desbordada. Los sanitarios trataron de reanimarle durante una ahora, pero todo fue en vano. El chico murió al lado de sus compañeros de equipo y de su hermano Iker, que tuvieron que ser atendidos por un equipo de psicólogos. Acababan de perder a Saúl, al que describen como «un niño muy jovial y alegre, siempre de broma, un compañero muy querido por todos».
No muy lejos de allí, en la Fuente de Neptuno, miles de aficionados del Atleti celebraban una merecida Liga con los jugadores del primer equipo. En el ambiente dominaba la alegría, pero también una inevitable tristeza por la noticia que poco antes se había empezado a difundir en todos los medios: un adolescente hincha del Atlético acababa de fallecer en un desafortunado suceso. Los jugadores no se olvidaron de él, y fue el mismo capitán quien se encargó de colocar el crespón negro a la estatua en su recuerdo.
‘Un ángel se nos va al cielo’
Además del gesto de Koke, el Atlético de Madrid como institución también tuvo un cariñoso recuerdo para Saúl: «Consternados por la triste noticia de la muerte de un joven atlético», rezaba su mensaje en sus redes sociales.
Pero donde más dolor causó su pérdida fue en el equipo donde jugaba, el CD Fairplay Parla: «Un ángel se nos va al cielo con 13 años, Saúl jugador de nuestro infantil nos ha dejado en la noche de hoy en un lamentable accidente. Descansa en paz, y el mayor de los abrazos a la familia y amigos. Siempre estarás en nuestros corazones».
La triste noticia ha impactado a la sociedad en general, a todo el mundo del deporte, y en especial, al fútbol madrileño. Varios clubs de la ciudad han querido recordar al pequeño y mandar ánimos a la familia: «Estamos consternados por la terrible noticia, todo nuestro cariño para la familia, amigos y todo el club», decía el CD Ciudad de Pinto. En el partido entre el Parla Escuela y el Campamento, celebrado ayer, se hizo un minuto de silencio. «Nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos», decía el ayuntamiento.