Toda España está conmocionada por el brutal ataque machista a dos mujeres en Málaga. El supuesto agresor, José Arcadio D. N, natural de Melilla y apodado 'El Melillero', arrojó ácido a su expareja y a la amiga de ésta al abordarlas mientras se desplazaban en coche.
El joven criminal persiguió a bordo de un Volskwagen el Mini blanco que conducía Sandra G. por las calles de Cártama, un pueblo situado a diez minutos de Málaga capital.
En el asiento del copiloto viajaba su amiga Cristina, dos años mayor que ella, de la que se había hecho íntima cuando ambas estudiaron un ciclo formativo superior de Odontología.
En un momento dado, el chico situó su vehículo en paralelo al de su expareja y se bajó en mitad de la carretera, cortando el tráfico, para pedirle a gritos que bajase la ventanilla. Según contaron testigos del suceso, la joven bajó el cristal tan solo un palmo, puesto que su miedo era latente.
Ese pequeño agujero fue suficiente para que el agresos introdujese un bote de ácido sulfúrico al 98% de pureza que roció sobre las dos jóvenes. Al sentir la abrasión sobre su piel, las chicas salieron del coche para quitarse la ropa entre gritos de dolor.
Las dos víctimas del ataque sufrieron graves lesiones en la piel y la Unidad de Grandes Quemados del Hospital Virgen Rocío de Sevilla ahora tratan de salvarles la vida.
La exnovia del agresor de 26 años de edad está ingresada en una UCI tras presentar quemaduras de tercer grado en el 45% de su piel y tiene una grave lesión en la cara que la podría llevar a peder un ojo.
La situación de la joven, según fuentes oficiales del centro hospitalario, es muy grave, mientras que su amiga se encuentra «estable dentro de la gravedad».
Mientras tanto, el agresor continúa en búsqueda y captura tras haberse dado a la fuga de la policía, que inmediatamente identificó al joven debido a su amplio historial delictivo.
José Arcadio, el agresor que arrojó ácido a su expareja y a una amiga de ésta
José Arcadio es un criminal reconocido en nuestro país. Sobre él pesan siete órdenes de arresto, de las cuales tres conllevan el ingreso inmediato en prisión.
Con tan solo 27 años de edad, José Arcadio ha tenido problemas con la justicia por robos con violencia, amenazas y posibles vínculos con el narcotráfico.
También por malos tratos tras protagonizar otro episodio de violencia de género por el que tendría que haber sido juzgado en el mes de abril, una causa que se aplazó debido a la pandemia del coronavirus.
Las personas que lo conocen, lo describen como un joven violento, peligroso, altivo y celoso, una faceta que Sandra G. ya había podido descubrir a lo largo de su relación.
Sandra G. y José Arcadio D. N. se conocieron en la primavera de 2020 en una discoteca de Marbella. A las pocas semanas de relación, la joven dejó su residencia familiar situada en Casabermeja para mudarse con su entonces pareja.
La víctima se enamoró de inmediato de aquel chico de tez morena, pero poco a poco fue descubriendo su oscuro pasado y su carácter violento.
La joven era consciente de que corría peligro a su lado, pero el miedo a lo que él pudiera hacerle a ella y a su familia le impedía tomar la decisión de dejarlo, explican a 'El Español' varias personas del círculo más íntimo de la chica.
José Arcadio llevaba un mes acosando y amenazando a su expareja
Finalmente, el pasado mes de diciembre, Sandra G. tomó la determinación de acabar con la nociva relación que se había prolongado durante ocho meses tras sufrir una agresión por parte del joven.
Sin embargo, la pesadilla, lejos de acabarse, acabó yendo a peor. Tras la ruptura, el acoso y las amenazas por parte de José Arcadio fueron en aumento.
Sandra volvió a casa de su madre en Casabermeja e incluso tuvo que cambiar de teléfono para que su ex no la acosara ni la amenazara. La chica no sabía cómo, pero se dio cuenta de que la tenía localizada a través del móvil y que podía leer sus mensajes por Whatsapp.
La obsesión de José Arcadio fue a más y empezó a enviarle mensajes a través de perfiles falsos en redes sociales. «Dime la verdad, tú te has ido con otro» o «Lo vas a pagar caro» son algunos de los mensajes que el joven le envió a Sandra.
También empezó a perseguirla porque quería saber en todo momento dónde estaba. La Nochebuena la pasó durmiendo dentro de su coche frente a la casa de la chica e incluso contrató a un hombre para que la vigilase, según contaron varias personas cercanas a Sandra.