El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lleva semanas con una idea en la cabeza: hacer algunos cambios de ministros para reducir el número de carteras y dar aire fresco al equipo antes de afrontar el momento más duro de la legislatura. Uno de los ministerios que podría sufrir un cambio es el de Sanidad, y el nombre de Fernando Simón suena con fuerza.
Como ya se destapó hace unas semanas, Sánchez ha pensado en el actual ministro de Sanidad, Salvador Illa, como candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat de Cataluña en las elecciones previstas para otoño en esa comunidad autónoma.
Aunque en el mes de marzo y abril Salvador Illa recibió muchas críticas, el rápido descenso de la curva i la posterior gestión de la epidemia, con su tranquilidad y buen talante, le convirtieron en el favorito del presidente. Por eso estaría pensando en él para relevar a Miquel Iceta a la cabeza de los socialistas catalanes.
Entonces quedaría una vacante, y estos días han aumentado los rumores sobre la idea de Sánchez de hacer ministro de Sanidad a Fernando Simón. Según lo que se cuenta en el ministerio y en Congreso, el presidente ve en Simón al candidato perfecto por tres razones.
En primer lugar, ha ganado suficiente experiencia en pandemias durante la primera ola para afrontar la segunda, que todos dan por hecho que llegará en otoño. En segundo lugar, sería un ministro independiente. Y también cuenta con un fuerte tirón mediático, aunque no el suficiente como para hacerle sombra a él.
Moncloa ve así a Fernando Simón como el candidato perfecto para la operación de marketing que planea Sánchez de cara a septiembre. Al ser independiente, además, el PSOE podría lavarse las manos ante sus posibles errores.
Simón es un perfil técnico que ascendió al cargo de máximo responsable de alertas y emergencias sanitarias durante la presidencia de Mariano Rajoy. Su independencia le permitió mantener el cargo con el cambio de gobierno, y con el estallido de la crisis del Coronavirus se convirtió en un habitual de la vida de todos los españoles.
Entonces un ministro socialista, con el visto bueno de Sánchez, le ascendió de coordinador a subdirector general. Aunque sin carné del partido, Simón pasó a ser el foco de todas las miradas llegando a convertirse en un auténtico fenómeno mediático.
En su gestión cosechó admiradores y detractores. Los sectores afines al gobierno han hecho de él un héroe, pero la oposición le hace responsable por haber subestimado el peligro del virus en enero y por la gestión de los datos de contagiados y fallecidos. Pese a las críticas recibidas, Sánchez ve en él un activo de cara a una posible renovación del Ejecutivo.
Si realiza estas modificaciones en su equipo y llega la segunda ola, el ministerio de Sanidad volverá a tener a un médico al frente para afrontarla. Como experto en epidemiología, Simón permitiría liderar una serie de políticas de lucha contra la pandemia.
El plan perfecto
Todo dependerá de Cataluña. Si los rebrotes no lo impiden, a lo largo del mes de agosto el presidente catalán Quim Torra podría convocar elecciones anticipadas para el mes de octubre. Eso obligaría a los partidos a poner en marcha su engranaje electoral y a elegir a sus candidatos, y será el momento de saber si Illa cambia de destino o no.
Si eso sucede, será perfecto para que el presidente del Gobierno mueve ficha antes y renueve el equipo antes de la tramitación de los presupuestos. Con eso lograría generar más confianza en la oposición y lanzar un mensaje de austeridad a Europa.
Una figura clave para esos movimientos sería Fernando Simón, al que el presidente del Gobierno siempre suele agasajar y que este mismo miércoles volvió a elogiar. Durante su comparecencia en el Congreso, Pedro Sánchez dijo sentirse profundamente orgulloso de él y dio un paso más para catapultarlo hasta el puesto de ministro de Sanidad.