El presidente de Rusia, Vladimir Putin, irrumpe en la carrera para lograr la vacuna del Coronavirus anunciando que ya ha registrado una vacuna contra el Covid-19. Según ha avanzado el jefe del Kremlin en una reunión con el Consejo de Ministros, «esta mañana se ha registrado, por primera vez en el mundo, una vacuna contra el nuevo Coronavirus».
El propio presidente Vladimir Putin ha anunciado que la vacuna es eficaz, ha superado todas las pruebas necesarias y permite lograr una inmunidad estable ante la Covid-19. Rusia se impone así a otros proyectos como el de la Universidad de Oxford en el Reino Unidos, la de Moderna en Estados Unidos, y la vacuna china.
Además de sacar pecho por haberse avanzado a los principales candidatos para lograr el remedio contra la peor pandemia en muchas décadas, el presidente ruso ha anunciado que su propia hija se ha vacunado del coronavirus. Putin ha defendido que la vacuna rusa se ha registrado y ha sido aprobada para su uso, avanzando que pronto será producida de manera masiva y administrada a los ciudadanos.
Las prisas de Rusia para registrar la vacuna e iniciar su producción y comercialización indican hasta qué punto se están tomando en serio los gobierno está cuestión. En esta lucha para llegar primero a la meta, Rusia está demostrando un especial interés que queda ahora definitivamente demostrado.
Sin embargo, el empeño de Vladimir Putin por situar la vacuna rusa en la cabeza de esta carrera también ha suscitado algunas sospechas y cierta desconfianza en la comunidad científica. Se teme que en algunos casos se dé prioridad a los intereses políticos antes que a la ciencia y la seguridad, y en este caso en concreto la vacuna rusa sigue despertando dudas en muchos científicos.
En todo caso, el anuncio que acaba de hacer el presidente de Rusia coincide con los plazos que se han anunciado desde las últimas semana, cuando se afirmaba que la vacuna estaría lista a finales de agosto. Hasta ahora se hablaba de Moderna como la más avanzada, y se fijaba el plazo para finales de año.
Esto abre de nuevo el debate sobre la eficacia y la seguridad de una vacuna desarollada en tan poco tiempo. Los protocolos para registrar y patentar una vacuna son largos y muy complejos, y constan de varias fases de ensayos, primero en animales y luegos en humanos, para lograr un producto seguro. La vacuna más rápida hasta ahora había sido la del ébola, con cinco años de ensayos antes de salir al mercado.
En ese sentido, un grupo de compañías farmacéuticas ha advertido de que la vacuna rusa pone en riesgo a la población y ha enviado una carta al ministerio de Salud ruso para pedirle que posponga la aprobación.
La llegada del Coronavirus ha movilizado más recursos y ensayos que nunca en torno a la fabricación de una vacuna. Esto ha permitido reducir los plazos enormemente, pero también ha destapado intereses de los países en lo que parece ser más una intención de ganar prestigio que un interés científico.
El primer candidato a la vacuna rusa
A pesar del escepticismo con que ha sido recibida la noticia, ya hay alguien que se ha apuntado al carro. Se trata del presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, que ha confirmado haber aceptado la oferta de Vladimir Putin para suministrar gratis la vacuna rusa contra el Covid-19 cuando esté disponible.
Él mismo se ha ofrecido para ser el primero en probar la vacuna rusa: «Yo mismo me la inyectaré en público cuando la vacuna llegue. Experimenten conmigo, me parece bien. Si funciona conmigo, funcionará con todos», ha dicho el polémico presidente filipino. También ha anunciado que la vacuna estará lista en diciembre y que Filipinas podrá disfrutar de unas Navidades en paz.