Rubén, hombre trans que está a punto de dar a luz

‘Me llamo Rubén, tengo 27 años y estoy embarazado’

Antes de empezar la transición de género congeló sus óvulos para cumplir el sueño de su vida, que es ser padre

Rubén es una persona trans que dentro de poco podrá cumplir el sueño de su vida: ser padre. Durante su cambio de mujer a hombre siempre tuvo claro que quería preservar la fertilidad para quedarse embarazado. Su deseo se cumplió y ahora, a punto de dar a luz, puede decir orgulloso: «Hola, me llamo Rubén, tengo 27 años y estoy embarazado».

Rubén nació en un cuerpo de mujer, pero siempre se ha sentido hombre, y por eso empezó un proceso de cambio de sexo. Sin embargo, siempre ha sentido el deseo de quedarse embarazado: «Es algo que siempre he querido desde pequeño».

El embarazo siempre ha sido el eje central de su vida, y ahora por fin está viviendo su sueño gracias a la inseminación artificial. Estos casos aún no están extendidos, y aunque pudo comenzar el proceso en la sanidad pública, lo ha tenido que continuar en la privada. El proceso no ha sido nada sencillo. 

Su sensación es que «parecía que me estaban haciendo un favor», y se queja de que «el trato ha sido siempre en femenino» aunque en los papeles consta con nombre masculino. Para Rubén, el personal sanitario no está preparado para casos como el suyo, y se necesita una formación específica en materia de género.

El caso de Rubén es extraño, pero no único en el mundo y cada vez hay más. Parte de una realidad cada vez más extendida, la idea de que género y sexo no tienen por qué estar siempre unidos. En su caso, siempre ha tenido claro que quería ser padre. Por eso al empezar la transición de mujer a hombre, con el tratamiento de testosterona, procedió a la congelación de óvulos.

Para él, la paternidad ha pasado por delante de su propia identidad, y explica que «no me he querido operar de mastectomía (extracción de los pechos) porque quiero vivir la experiencia de lactar y es importante para mi bebé». Ahora, Rubén se encuentra en la semana 36 de su embarazo y ha querido compartir su experiencia con todo el mundo.

Por eso, su historia será objeto de un documental que verá la luz a final de año. Para entonces ya habrá nacido su pequeño, que tendrá un sexo legal como todos los demás pero que será educado en la diversidad. Su padre, Rubén, será también la persona que le dará a luz, y quiere que su hijo manifieste su propia identidad cuando aprenda a hablar.

El derecho a la salud reproductiva

Rubén ha sido la primera persona transgénero de la Comunidad de Madrid que ha logrado congelar sus óvulos para quedarse embarazado. Él mismo recuerda que no ha sido un proceso nada fácil, porque aún existen muchas lagunas en el sistema público de salud con esta cuestión que relaciona género y embarazo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la salud reproductiva como parte importante del bienestar físico, mental y social de las personas. Esto implica el derecho a atención médica a las personas con deseo reproductivo, y esto se hace extensivo también a las personas con orientaciones sexuales diferentes. 

Las personas que cambian de sexo pueden tener problemas de fertilidad y estirilidad debido a los tratamientos reafirmantes del género, tanto quirúrgicos como hormonales. Por esto es importante, antes de empezar el proceso de transición, tener en cuenta un deseo futuro de maternidad o paternidad.

Transgénero y embarazo: varias fórmulas

En el caso de hombres transgénero como Rubén, la administración de testosteron puede llevar a la reducción de la función de los obarios. Ante un futuro deseo de embarazo, es recomendable realizar una preservación de la fertilidad, y para ello hay varias opciones que en todo caso tendrán que ser supervisadas por un especialista.

Una de ellas es la congelación de óvulos, para lo cual es necesaria una estimulación ovárica controlada. Los óvulos son rescatados por vía transvaginal en un proceso quirúrgico. Otra fórmula es la congelación de embriones, es decir, una vez recuperados los óvulos, aquellos que son maduros serían fecundados con una muestra de semen de la pareja o de un donante. Los embriones se desarrollan en el laboratorio hasta que tienen unos 5 o 6 días de vida y muestran capacidad de poder dar lugar a un embarazo. Luego son  implantados en el hombre trans con útero.

FInalmente, existe la posibilidad de la congelación de tejido ovárico, que consiste en conservar pequeñas partes de tejido ovárico que luego pueden ser reimplantadas para buscar la gestación natural. Se trata de una fórmula experimental, indicada en casos en los que aún no ha comenzado la pubertad o que quieren evitar la estimulación ovárica.