Abdellah y cordón policial

Qué riesgo hay de nuevos atentados yihadistas en España tras el de Murcia

Nuestro país sigue estando el foco del yihadismo global, cuyos ataques son perpetrados por lobos solitarios

La Audiencia Nacional investiga el atropello múltiple de Torre Pacheco (Murcia) el pasado viernes como un atentado terrorista. La policía tiene indicios de que el autor del arrollamiento, un marroquí de 30 años, era un lobo solitario. Abdellah dejó tres notas escritas y le vieron rezando antes de clavarse un cuchillo en el corazón.

Abdellah cometió el ataque con un coche que había pedido prestado a un amigo para ir al médico. Momentos después inició una carrera suicida que acabó con el coche empotrado en el muro de una casa. Por el camino se llevó por delante a varias personas que estaban sentadas en la terraza de un bar.

El ataque se saldó dos personas muertas y cuatro heridos. Uno de los fallecidos era un venezolano de 46 años, que estaba tomando algo en la terraza. El otro muerto es el conductor, Abdellah, que fue encontrado sin vida con una herida de arma blanca. Primero pensaron que podría haber estado huyendo de alguien.

Pero en su coche encontraron tres cartas en las que aseguraba haber actuado contra los "infieles". Además, varios testigos le vieron haciendo señales religiosas con las manos antes de clavarse el cuchillo. Lo que no ha encontrado la policía son antecedentes, y ahora tratan de entender cómo se produjo su radicalización.

Primer atentado en España desde 2017

La unidad de la policía especializada en yihadismo tiene claro que se trata de un atentado terrorista. Es el primer ataque yihadista en España desde 2017, cuando tuvo lugar la mortal cadena de ataques en Cataluña. En aquella ocasión también hubo un atropello masivo en las Ramblas de Barcelona, con 15 muertos.

Abdellah, el lobo solitario de Torre Pacheco, nació en Marruecos en 1994 y entró en España de forma irregular. Primero estuvo en un centro de acogida en Valencia y luego se fue a vivir por su cuenta en un piso compartido. Hacía unos años que había llegado a Murcia, donde nunca consiguió tener un trabajo estable. 

Por su lado, Younes Abouyaaqoub, el terrorista de las Ramblas, nació en 1995 en Marruecos y se trasladó a Ripoll (Cataluña) con pocos años. Allí fue al instituto y empezó una rápida radicalización bajo la influencia del imam de la localidad. Según sus vecinos era un chico tímido y callado, y tenía 22 años cuando cometió el acto.

Los especialistas en terrorismo yihadista vienen advirtiendo desde hace tiempo sobre el cambio de paradigma. Si en el apogeo de Daesh los islamistas buscaban atentados espectaculares y a lo grande, ahora estos son perpetrados por lobos solitarios. No necesitan grandes infraestructuras, sino solo jóvenes fanatizados.

Apelación a los lobos solitarios

En 2021, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado han detenido a 27 presuntos islamistas en 16 operaciones en todo el país. Los principales focos son Cataluña, Andalucía y Murcia. La mayoría están acusados de pertenencia a banda terrorista, financiación, adoctrinamiento y enaltecimiento.  

Según el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo (CITCO), la amenaza sigue presente y no hay que dar por acabado el yihadismo. La desaparición del califato universal con la derrota del Estado islámico supuso un duro golpe para la logística de los ataques. Pero su actividad ha seguido latente con otras formas.

España siempre ha estado en el foco del yihadismo, y ahora no es una excepción. Tras los atentados de Cataluña, Estado Islámico amenazó con nuevos ataques en suelo español. Pero la derrota de Daesh en Siria obligó a un cambio de estrategia, que a partir de entonces se apoyó en los llamados lobos solitarios.

"Cualquier musulmán con capacidad de derramar una sola gota de sangre de los cruzados que lo haga, ya sea con un artefacto, una bala, un cuchillo, un coche, una piedra e incluso una bota o un puño". Así lo expresó el portavoz de Estado Islámico, Mohamed Al Adnani. 

España sigue en el foco

España despierta una gran fascinación en el yihadismo global por ser la tierra de Al-Andalus, que un día fue musulmana. Organizaciones como Estado Islámico y Al Qaeda tienen en nuestro país uno de sus sueños de reconquista. Su estrategia consiste en extender el fanatismo religioso en las cárceles.

La policía española mantiene el nivel 4 de alerta terrorista que implica el riesgo de atentado inminente. Las operaciones recientes se centran en el ámbito penitenciario, para impedir que los mensajes islamistas lleguen a los reclusos. El otro foco son los retornados desde el campo de batalla en Siria e Irak.

La llegada de los retornados se ha visto frenada por las restricciones de movilidad de la pandemia. Pero los que más preocupan son los frustrados, que no pudieron ir a Siria o Irak porque fueron detenidos antes. Estos y los presos radicalizados son carne de cañón para las organizaciones islamistas activas.

De hecho, cualquiera está sujeto a las posibles influencias del mensaje yihadista. Los familiares de Abdellah aseguran que no habían visto nada extraño en su hermano últimamente. Así suelen ser los lobos solitarios, personas discretas y silenciosas alimentadas solamente por el deseo de venganza.