Lo que hasta ahora parecía improbable cada vez se va dibujando como una opción más real y el espaldarazo de oposición y socios de Gobierno al gran pacto que propone Pedro Sánchez abre el horizonte de unas nuevas elecciones en España. La falta de unidad quedó escenificada ayer en el Congreso de los Diputados, donde hubo más reproches que compromiso.
En la vuelta a las sesiones de control al Gobierno en una cámara vacía por las medidas de prevención y distanciamiento, Pedro Sánchez trató de mantener un tono amable y conciliador llamando de nuevo a la gran coalición entre partidos, agentes sociales y comunidades autónomas para una refundación del país a medio y largo plazo.
Sin embargo, muchos lo interpretan como una parte más de la estrategia del presidente del Gobierno en su afán por presentarse como el benefactor de la gran coalición y dejar en evidencia al jefe de la oposición, Pablo Casado (PP), que sigue manteniendo las distancias y no acudirá hoy a la reunión con Sánchez «por sus mentiras».
De hecho, la sesión de ayer en el Congreso de los Diputados recordó mucho al escenario tras las últimas elecciones, en el que Pedro Sánchez responsabilizaba del bloqueo institucional a cualquiera que no facilitara su investidura, y parece que se ha instalado en la estrategia de poner en evidencia a sus rivales para lograr su cometido.
Mientras tanto, toda la artillería de la oposición se centra en presentar la oferta de la gran coalición como puros fuegos de artificio, una artimaña más del presidente del Gobierno para ocultar la pésima gestión de la crisis del Coronavirus que, además de las abultadas cifras de contagiados y fallecidos, arrastra tras de sí errores bochornosos como la compra de test falsos.
Rumores de ruptura
La situación con los socios de Gobierno no es tampoco muy halagüeña. Mientras algunos medios apuntan a que Pedro Sánchez podría estar planeando una traición a Pablo Iglesias para obligar al PP a entrar en los pactos, cada vez se evidencia más la ruptura de los partidos nacionalistas e independentistas con el Gobierno.
Hasta ahora, la táctica de Pedro Sánchez ha sido mirar hacia otro lado y escenificar que todo marcha bien, pero PNV y ERC han manifestado su escepticismo respecto a un compromiso para construir un nuevo estado (español) tras la crisis sanitaria. Además, acusan al Gobierno de no respetar los compromisos del pacto electoral y amenazan con hacer naufragar la legislatura, con el horizonte puesto en los presupuestos.
Pero lo peor está por llegar si se confirman las peores previsiones y tras la fase inicial atenuada por la inyección de dinero público llegan los efectos de la crisis económica, que obligará a tomar decisiones drásticas e impopulares que pueden comprometer el apoyo de Podemos, y del PNV y ERC, sostenidos hasta ahora con una buena dosis de maquillaje.