Quedan tres semanas para celebrar la Navidad y muchos españoles todavía no saben cómo van a pasar las fiestas, con quién y si van a poder organizar las comidas y cenas tradicionales. Desde Sanidad se han indicado unas normas básicas para celebrar estas fiestas de la forma más segura posible, abriendo un poco la mano en cuanto a las restricciones para permitir a la gente disfrutar de sus seres queridos en un año tan complicado como el que acabamos de pasar.
Así, todas las comunidades autónomas deberán cerrarse perimetralmente, estará prohibida la movilidad entre autonomías si no es por causa justificada o para visitar a familiares o allegados de otras regiones, y el toque de queda seguirá mandando a los españoles a casa incluso las noches del 24 y el 31 de diciembre, aunque el horario será más flexible y se permitirá a la gente volver a sus casas hasta la 1:30 h de la madrugada.
Desde las administraciones llevan meses insistiendo en las normas sanitarias que permiten luchar contra la pandemia: lavarse las manos con frecuencia, usar mascarilla excepto en el momento de comer y beber, una buena ventilación y mantener una distancia de seguridad mínima de 1,5 metros. Y muchos ciudadanos tienen la lección aprendida, pero están empezando a plantearse si, aun siguiendo las recomendaciones, es recomendable juntarse con los familiares y amigos para las celebraciones navideñas.
Ante el miedo al contagio y la posibilidad de que una persona cercana pueda enfermar o incluso morir por Covid-19, la solución que muchos españoles están encontrando para vivir unas navidades, si cabe, más tranquilas, es hacerse una prueba diagnóstica que les permita saber si están o no contagiados. El problema es que hay varios tipos de pruebas y gran parte de la población todavía no sabe exactamente cuál es mejor o en qué condiciones.
¿Hacerse una PCR por Navidad o un test de antígenos?
Lo primero que hay que saber si se está interesado en realizarse una prueba es que «no es una garantía absoluta» de que no va a producirse un contagio, según ha explicado el doctor Juan A. Pineda del Hospital Universitario Valme. El test tan solo informa, dependiendo de la prueba, si la persona está contagiada o lo ha estado en el pasado.
Para hacerse una prueba hay que recurrir a la sanidad privada y hay que conocer que hay tres tipos de pruebas: la famosa PCR, el test de antígenos y los tests serológicos. Los últimos son los que no hay que hacerse si la intención es saber si se está contagiado, porque esas pruebas buscan anticuerpos en nuestro sistema que indiquen si hemos estado expuestos al virus, pero no indican si estamos contagiados en el momento de hacérnosla.
En el caso de los tests serológicos, si encuentran anticuerpos IgM significa que hemos estado infectados de forma reciente, aunque no indica si todavía lo estamos; mientras que los anticuerpos IgG indican que la enfermedad se padeció en el pasado. Esta prueba se recomienda solamente a las personas que tengan curiosidad por saber si han pasado la enfermedad y saber si pueden tener cierto nivel de inmunidad.
La PCR es la prueba más fiable, pero también es la más cara. Puede costar entre 100 y 150 euros, pero tiene la mayor sensibilidad de todas las pruebas que se pueden realizar, lo que significa que su resultado es el más fiable porque indica si en el momento de hacerse el test la persona está infectada o no. Sus inconvenientes son el precio y que muestran lo que se llama una 'foto fija' del momento en el que se realiza la prueba.
Es decir, una persona puede hacerse la prueba el lunes, quedar con sus amigos el martes y recibir los resultados el miércoles, que le indican que no está contagiada. Pero esa persona pudo haberse contagiado el martes con sus amigos, por lo que si el jueves se reúne con familiares, puede transmitirles el virus.
En el caso de que alguien quiera hacerse la prueba para 'asegurarse' que no contagia a nadie por Navidad, esa persona debería aislarse completamente tras realizarse la prueba para asegurarse que, si da negativo, no haya peligro de contagiarse antes de cenar con sus familiares.
Y para terminar está el test de antígenos, que es mucho más barato —entre 30 y 40 euros— pero tiene un gran inconveniente: Su sensibilidad es mucho menor que la PCR y falla en la detección de personas asintomáticas. De hecho, está indicada solamente durante los primeros días que la persona tiene síntomas. Así, un test de antígenos puede dar un falso negativo y hacer que la persona se confíe y acabe transmitiendo el virus pensando que no lo tiene.
De todas formas, cualquier persona que quiera hacerse una prueba debe consultar primero con personal médico cualificado, que le indicará cuál es la más recomendada en función de sus necesidades.