Primero la sombra de la corrupción tras la nueva confesión de Bárcenas, y ahora los pésimos resultados en las elecciones catalanas. El PP de Pablo Casado no levanta cabeza, y para alejar los fantasmas y rebajar la presión, la cúpula del partido ha tomado una decisión drástica: abandonan la sede nacional, en Génova 13, y se irán a otro sitio.
Las últimas horas no han sido fáciles para el líder del Partido Popular, Pablo Casado, que ha recibido presiones para hacer cambios en la formación. Tras el hundimiento en Cataluña, donde han pasado a ser una fuerza residual, los populares temen que les pase lo mismo también a nivel nacional con un posible sorpasso de Vox.
Durante la noche electoral, la formación echó la culpa de los resultados a la última confesión del ex tesorero del partido, Luis Bárcenas, que confirmó la existencia de una caja B e implicó directamente a Mariano Rajoy. Lejos de hacer autocrítica, Pablo Casado se ha atrincherado en su viaje al centro y ha rechazado hacer cambios dentro de la formación.
Así lo reafirmó en el mensaje que transmitió a sus compañeros: «Debemos mantener el rumbo, las velas están bien orientadas, habrá veces que soplará menos viento, o que haya peor oleaje, pero tenemos el mejor barco de toda la política española y la mejor tripulación que sois vosotros».
Descartados los cambios internos, el presidente del partido ha optado por otra solución: dejar la sede de Génova 13 y mudarse a otro sitio. El cambio de sede ya estaba en los planes del PP desde hacía tiempo, pero Casado lo ha confirmado hoy: «Cambiaremos la sede nacional del Partido Popular de ubicación, pues considero que no debemos seguir en un edificio cuya reforma se está investigando esta misma semana en los tribunales».
Compromiso con la transparencia
Casado ha levantado el tono contra los escándalos de corrupción que vuelven a asediar a su partido, pero ha zanjado la cuestión con el anuncio del cambio de sede. Como líder del partido, ha asegurado que no volverá a dar explicaciones sobre casos del pasado que afecten a otras personas: «Desde hoy, esta dirección nacional no va a volver a dar explicaciones sobre ninguna cuestión pasada que corresponda a una acción personal que no haya sido en beneficio del partido, o incluso haya podido perjudicarle».
En paralelo, busca reafirmar su compromiso con la transparencia anunciando la creación de un departamento de rendición de cuentas y un canal anónimo de denuncias con garantías. Su intención, dice, es avanzar hacia una «regeneración justa, con claridad y firmeza».
Sin autocrítica
Casado ha aprovechado para respaldar al candidato del PP en las elecciones catalanas, Alejandro Fernández, que hizo una campaña basada en la moderación contra el discurso radical de Vox. Una estrategia que no ha funcionado, a la vista de los resultados: Vox ha entrado en el parlamento por todo lo alto, con 11 diputados y cuarta fuerza, mientras que el PP se queda con 3 diputados, lejos de los 8 que se había marcado como objetivo.
Algunas voces críticas dentro del partido apuntan a Teodoro García Egea, mano derecha de Pablo Casado, como responsable del fracaso en Cataluña. Pero el líder de la formación ha respaldado también al secretario general del partido y ha evitado hacer autocrítica: «Nunca antes se había visto tal despliegue de ataques en plena campaña electoral y la tergiversación de nuestra declaraciones».
Casado también ha criticado que se haya puesto a Bárcenas como protagonista de la campaña electoral frente al «silencio atronador sobre la imputación de la presidenta del PSC, la implicación de tres ministros de Sánchez en una trama o los casos de financiación ilegal del vicepresidente del Gobierno de España».
Nuevo proyecto en otoño
Pese al tropiezo en Cataluña, Casado ha afirmado que el PP cuenta con su propio «manual de resistencia» y que seguirá con la misma estrategia. De momento, ha encargado al Comité de Dirección Nacional y Autonómico un plan estratégico de recuperación del espacio electoral en Cataluña, con una presencia más estable del partido «pueblo a pueblo».
Pero la victoria socialista en Cataluña y la sorprendente irrupción de Vox plantean un panorama desalentador para los populares, que llevan años tratando de quitarse el sambenito de la corrupción. Casado y su núcleo duro tienen la mirada puesta en el mes de otoño, cuando se celebrará la Convención nacional en la que presentará un documento estratégico como «convocatoria abierta a los españoles, incorporando a representantes de la sociedad civil».
Giro al centro contra Vox
El pasado mes de octubre, Pablo Casado inauguró una nueva etapa del partido al romper con Vox, y su giro al centro y la moderación sigue hacia adelante pese al último batacazo. Las encuestas a nivel nacional no son tan malas. Cada vez más cerca de Pedro Sánchez, Casado lanza un mensaje de optimismo: «Una vez que la vacuna derrote al virus, el PP debe ofrecer un proyecto de reconstrucción del país».
Casado y los suyos confían en que el cambio de ubicación física ayudará a romper definitivamente con la imagen del PP de la corrupción. Desde allí, los populares se preparan para un nuevo asalto al poder: «Nadie dijo que fuera fácil, nuestros predecesores tuvieron 7 años y medio para consolidar un proyecto ganador. Dadas las circunstancias que atraviesa España, nosotros debemos tenerlo listo en la mitad de tiempo».