Unidas Podemos ha defendido el mantenimiento de los puestos de trabajo durante la crisis del coronavirus y ha pedido la derogación íntegra de la reforma laboral de Mariano Rajoy. Sin embargo, el partido de Pablo Iglesias ha echado a la mitad de sus empleados, que tendrán que acogerse a la fórmula del despido procedente recogida por esa reforma laboral.
Muchos de los despidos han afectado a los trabajadores de Podemos cercanos al círculo de Íñigo Errejón, que abandonó el partido en 2017. Además, la mayoría de ellos forman parte de las delegaciones de Podemos en las comunidades autónomas.
La decisión de despedir a la mitad de su plantilla no ha sido la única decisión polémica de Unidas Podemos. También hay un elevado porcentaje de trabajadores que tienen contrato temporal, algo que la formación morada ha criticado cuando se trata de otras empresas en el marco de su discurso sobre la precariedad laboral en España.
Pues bien, según el portal de transparencia del propio partido, 120 de sus trabajadores, un 55% del total de la plantilla, tiene contrato temporal. Las decisiones tienen que ver con la crisis del partido, que tras la pérdida de escaños ha dejado de ingresar 5 millones de euros en subvenciones públicas.
Esto, sumado a la caída de las aportaciones de los afiliados y cargos públicos, y el recorte sufrido en donaciones y legados, obliga al partido a hacer un ajuste estructural importante. Con el despido de la mitad de su plantilla y buena parte del resto con contrato temporal, Podemos ahorra un 15% de sus gastos, que en 2018 era de 13 millones y el año pasado de 11.
Una estrategia de austeridad que, sin embargo, no cuadra con las reformas de la sede de Podemos impulsadas por el propio Pablo Iglesias. En un principio estaba presupuestado algo más de 600.000 euros, pero al final se han acabado gastando 1,4 millones. Este es, precisamente, uno de los casos que está investigando la justicia.
Ha multiplicado por seis su deuda
Podemos se enfrenta ahora a un proceso de transición en el que, a pesar de los recortes en los gastos, ha visto como por primera vez en su historia ha entrado en pérdidas. En 2018 obutvo unos beneficios de 3 millones de euros, que en 2019 se convirtieron en pérdidas de 2,6 millones a pesar del recorte en su plantilla.
Otro de los problemas en los que se encuentra el partido es que su deuda ha aumentado de forma alarmante. Aunque la formación ahora en el Gobierno no acude a los bancos para financiarse, sí que recurre a los microcréditos, que además de haber multiplicado por seis su deuda ahora también están bajo sospecha judicial.