No hay plan B. El Gobierno de Pedro Sánchez logró aprobar la última prórroga del estado de alarma in extremis y con la petición unánime de los partidos de que presente un plan alternativo para afrontar la desescalada con otras fórmulas y desde el consenso, pero el presidente hace oídos sordos y presenta su único plan: tres estados de alarma más.
La tesis del Gobierno es que el estado de alarma funciona y que salirse de ese marco implicaría un serio riesgo de nuevos contagios, y así lo trasladó Pedro Sánchez al resto de los partidos en el debate del miércoles. Por eso su intención es plantear otrastres prórrogas del estado de alarma hasta el 21 de junio, es decir, seis semanas más.
Para sujetar esta estrategia, por un lado el ejecutivo mantiene su discurso de máxima prudencia y constantes advertencias del peligro de tener que dar pasos hacia atrás, y por otro lado se abre espacios de diálogo para ampliar sus apoyo parlamentarios en el Congreso.
Los partidos han señalado al presidente del Gobierno la excepcionalidad democrática que supone el estado de alarma y le instan a buscar otras fórmulas legales que respeten las libertades y derechos fundamentales de los ciudadanos, pero en Moncloa defienden que este es el único instrumento que garantiza el control de la movilidad entre provincias.
El Gobierno presenta como aval las cifras, que por un lado demuestran la eficacia de las medidas tomadas hasta ahora, pero que al mismo tiempo reclaman cautela, especialmente en Madrid, Cataluña, Castilla y León y algunas zonas de Andalucía. El momento de la verdad, dicen, será cuando se permitan los desplazamientos entre provincias.
El siguiente paso del ejecutivo es buscar el máximo de apoyos parlamentarios para ir aprobando los decretos cada dos semanas, ya que según fuentes de Moncloa «son medidas que necesitan una mayoría política y social, quedaría feo no aprobarlas con más de la mitad del Congreso a favor».
Y para ello se ha puesto manos a la obra. La nueva estrategia consiste en la «cogobernanza», un término que propuso el PNV y que el Gobierno hace suyo para definir la creación de nuevos espacios de diálogo con partidos políticos y comunidades autónomas.
Por eso, el presidente prevé consensuar las nuevas medidas con el resto de fuerzas, desde los sectores más alejados de la oposición hasta sus socios más díscolos. «Es hora de hacer política», dicen desde el Gobierno, y evitar que a partir de ahora partidos y comunidades se enteren de las medidas en las ruedas de prensa.
Por ahora, Sánchez descarta reforzar su acercamiento a Ciudadanos en público y en Moncloa aseguran que sólo ha sido un acuerdo puntual y que la prioridad es restablecer las relaciones con su socio preferencial, ERC. Ciudadanos, por su lado, hace nuevos guiños al ejecutivo y flirtea con la posibilidad de aprobarle los presupuestos, pero con Podemos en el ejecutivo es difícil que por ahora la alianza prospere.