Tras la celebración de las elecciones autonómicas en Cataluña hace ya casi un mes, se abría en España un horizonte de dos años sin ninguna convocatoria electoral a la vista. Más allá de las elecciones en Andalucía, previstas para diciembre de 2022, la próxima cita con las urnas que incumbe a todo el país es para mayo de 2023, cuando se celebrará una nueva oleada de elecciones autonómicas y municipales, previa a la convocatoria de elecciones generales a finales de ese mismo año. Pero, por supuesto, todo es susceptible de cambiar en la política española y en las últimas semanas han crecido las especulaciones acerca de un posible adelanto electoral por parte de Pedro Sánchez.
El gobierno español afronta el inicio de esta primavera con tintes radicalmente distintos a hace un año, cuando España se sumía en la crisis sanitaria y en sus insólitas medidas de contención, como el confinamiento domiciliario, las limitaciones de movilidad o los parones de la actividad no-esencial, que acarrearon un súbito frenazo de la economía que ha conllevado, y lo hará por meses, graves consecuencias para España en forma de una nueva crisis, aún con la 'resaca' de la de 2008 muy cerca. Pero lo cierto es que un año después, la situación es ligeramente más optimista.
España ha dejado atrás los momentos más complicados de la pandemia y la vacunación avanza lentamente pero deberá tomar velocidad en los próximos meses. El objectivo es claro: llegar al 70% de población vacunada a fin y efecto de conseguir la inmunidad de grupo y volver a la normalidad. A su vez, la economía inicia una lenta recuperación y la llegada de los fondos de reconstrucción europeos pueden alimentar el optimismo a corto plazo. Además, el clima en el primer Gobierno de coalición, entre el PSOE y Unidas Podemos, se está enrareciendo en los últimos meses y ya son muchas las voces que pronostican que las dos formaciones no podrán aguantar el acuerdo hasta el final de la legislatura.
Illa lo certificó: la marca socialista no acumula desgaste
Para ello, Pedro Sánchez y en especial su asesor y estratega en jefe, Iván Redondo, estudian desde hace semanas cada movimiento en el tablero de la política española con un objetivo: esperar la conjetura óptima para dar la campanada y anunciar un adelanto electoral que, por ahora, insisten en negar desde el Gobierno —así lo hizo este mismo lunes la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. Un primer paso en este sentido fue el hecho de 'sacrificar' al ministro de Sanidad durante la mayor parte de la pandemia, Salvador Illa, para que fuera candidato a la presidencia de la Generalitat en Cataluña.
El adiós de Illa a la cartera de Sanidad respondía a varios objetivos: el primero, claro está, la remontada del PSC en las encuestas y la opción de victoria socialista, que efectivamente se produjo aunque Illa tiene imposible formar Gobierno dada la mayoría independentista en escaños en la cámara catalana. Pero su adiós también fue un 'sacrificio' a modo de conejillo de Indias: su candidatura debía ser la prueba de que, tras meses de gestión de la crisis sanitaria, la marca socialista resiste sin desgaste. El crecimiento socialista i la victoria de Illa permitieron comprobar que la gestión de la pandemia no ha pasado, por ahora, factura al PSOE.
Y ello abrió la puerta a la posibilidad real de adelantar elecciones. Lo que hasta entonces había sido una opción más sobre la mesa, comenzó a tomar cuerpo ante la certeza de que corren buenos tiempos para los socialistas. El 'sacrificio' de Illa sirvió, pues, para validar la tesis de un posible adelanto de las elecciones generales.
El mejor momento para un posible adelanto de las elecciones generales
Si los comicios deben ser en noviembre de 2023 —faltan más de dos años y medio para la fecha—, lo único que ahora parece cierto, viendo el clima que se respira en el ejecutivo, es que la legislatura no se agotará. Pero eso no aclara ninguna incógnita, más bien la añade: si no parece que las elecciones vayan a ser en noviembre de 2023, ¿cuándo podría convocarlas Pedro Sánchez? Es la pregunta del millón. La que Iván Redondo trata de resolver para propiciar unos comicios que se lleven a cabo con el máximo de viento favorable al PSOE.
Cabe advertir que los rumores señalan al próximo otoño o invierno como posibles fechas idóneas para los socialistas. Pasado el verano, si se cumplen los planes previstos por Europa, la vacunación habrá permitido llegar a la inmunidad de grupo y la pandemia habrá quedado atrás, como mínimo por lo que a sus consecuencias en la vida cotidiana de los españoles se refiere. Además, habrán llegado los fondos europeos para la reconstrucción, que permitirán una visión más optimista del futuro económico inmediato en nuestro país. Y tercer factor: la debilidad de los rivales. La tendencia a la baja de Unidas Podemos parece no tener fin, y además el PP se encuentra en crisis por sus problemas de índole judicial y por el acecho de Vox. El cóctel de factores podría conllevar que Sánchez acorte a la mitad la legislatura y que España vuelva a pasar este mismo año por las urnas.