Con el rotundo «hasta aquí hemos llegado» que Pablo Casado ha dedicado esta mañana al líder de Vox, Santiago Abascal, durante el debate de la moción de censura al Gobierno de Pedro Sánchez, el líder del PP abre una nueva etapa política en España que arrincona definitivamente a Vox a la extrema derecha y convierte a su partido en el gran líder del centro-derecha y la oposición.
El PP ha mantenido hasta el último momento el secreto sobre su voto a la moción presentada por Vox. Finalmente, su voto negativo en vez de la abstención deja a Vox en una absoluta minoría en la que ya es la moción de censura con menos apoyos de la historia de la democracia en España.
La decisión tiene un gran calado político. Durante todos estos meses el PP había evolucionado del apoyo tácito al estado de alarma hacia posiciones cada vez más radicales arrastrado, en parte, por la dureza de Vox contra la gestión del Gobierno. Esto se manifestó en las sucesivas negativas del PP a apoyar las prórrogas del estado de alarma.
Viendo la correlación de fuerzas era evidente que la moción de censura presentada por Vox contra Sánchez no podía prosperar. Sin embargo, Abascal utilizó ese mecanismo como un arma propagandística contra la gestión del Gobierno y, de paso, como un altavoz para su formación en la carrera por liderar la oposición.
Por eso el PP ya anunció desde el principio que no era el momento de perder energías en una moción de censura que no podía prosperar. La clave estaba en cómo utilizaría su voto para desmontar la estrategia de Vox de hacerse amo y señor del espacio conservador. Y con su decisión, ha abierto una nueva etapa política en España.
En un primer momento pareció que el PP podía abstenerse como escenificación de su rechazo tanto a la moción como al Gobierno de Pedro Sánchez. Sin embargo, Pablo Casado ha decidido optar por el no como un claro mensaje al partido de Abascal.
«Decimos ‘no’ a la ruptura que usted busca, ‘no’ a la polarización que usted necesita, como Sánchez, ‘no’ a esa España a garrotazos, en blanco y negro, de trincheras, ‘no’ a ese engendro antiespañol que patrocinan» ha dicho Pablo Casado, que ha considerado la moción como un arma arrojadiza contra el PP: «Tres meses atacando al PP para nada».
Para Pablo Casado, hoy marca un antes y un después: «En estos dos años como presidente del PP no he contestado a sus provocaciones sobre todo por respeto a sus votantes. Pero es hora de poner las cartas boca arriba. Hasta aquí hemos llegado».
La escisión de Vox ante la decepción de muchos votantes del PP abrió una crisis en el espacio del centro-derecha que acabó con los populares escorados más a la derecha que nunca ante la tentación extremista del partido de Abascal. Una etapa que podría haber acabado hoy, a la luz de las verdades que Casado le ha cantado a Abascal durante el debate.
Preparando su carrera hacia La Moncloa
Y es que en su intervención Casado también ha criticado al Gobierno de Pedro Sánchez, pero sobre todo se ha centrado en marcar una ruptura definitiva con Vox. «Hemos estado aguantando insultos dos años», ha dicho, y le ha pedido al líder de la extrema derecha que no sea el bote salvavidas de Sánchez.
Casado ha tildado de «desvarío estrambótico» el discurso de ayer de Vox con alusiones al «virus chino» y ataques a la Unión Europea. Si había algún momento para romper con Vox era precisamente hoy, después del discurso que pronunció ayer Santiago Abascal y que lejos de generar ningún consenso en la oposición abrió más fracturas que nunca.
De hecho, Inés Arrimadas también atacó duramente el discurso de Vox confirmando el viaje de Ciudadanos de la oposición al Gobierno a pieza útil en una situación extraordinaria. Incluso significados rivales de Sánchez, como el representante de UPN Carlos García Adanero, criticó la radicalidad de Vox, por ejemplo en la petición de suprimir las autonomías.
El tiempo dirá qué estrategia ha sido la correcta, pero Sánchez sale reforzado de la moción de censura y la previsión de que haya una legislatura larga puede perjudicar a Vox, más aislado que nunca y dejando el carril del centro-derecha libre para que el PP crezca en su estrategia a largo plazo: presentarse como la alternativa sensata al gobierno dentro de tres años.