Buenas noticias. El bebé de Rocío Caíz, la madre de 17 años asesinada hace 3 meses por su expareja en Estepa (Sevilla), ya tiene nuevo hogar. María, la madre de rocío y abuela del niño, ha obtenido junto con su marido la custodia del niño que hace poco perdió a su madre con solo cuatro meses.
Rocío Caíz fue la víctima número 16 de la violencia de género en España este 2021. Su bebé, el séptimo menor huérfano debido al machismo. Poco después del suceso, la familia de la víctima hizo un llamamiento por las dificultades de hacerse cargo del pequeño dada su precaria situación económica.
Sin embargo, María ha hecho de tripas corazón y se ha propuesto sacar adelante al bebé cueste lo que cueste. En apenas tres meses, María y su marido han pasado de ser abuelos a ser papás de este niño. "Si no fuera por él, esta casa sería un cementerio", dice María en declaraciones al diario Nius.
El pequeño tenía cuatro meses cuando su madre fue asesinada y descuartizada por su expareja, y a su vez padre de la criatura. Ahora ya tiene siete meses, y a pesar del futuro incierto cuando pasó todo ahora es un bebé feliz juntos a sus abuelos: "Nos da la vida cuando se ríe, cuando le damos de comer".
Un crimen cruel y despiadado
El pasado 2 de junio, la familia de Rocío Caíz denunció la desaparición de la menor que tenía solo 17 años y un bebé. La muchacha se había ido de casa la noche antes en dirección al domicilio de su expareja. Habían cortado la relación, e iba a recoger algunas cosas del niño para volver a casa.
Pero Rocío no regresó nunca y a la mañana siguiente la familia denunció la desaparición. Su ex, un chico rumano llamado Adrian, aseguró desde el momento que no sabía nada de ella. Incluso mandó mensajes con el teléfono de la víctima a su hermana para hacer creer que se había ido con un nuevo novio.
Un operativo de búsqueda estuvo peinando durante días las zonas colindantes, pero no había ni rastro de la joven. Colgaron carteles por todo el pueblo, llamaron a la colaboración ciudadana y difundieron el caso en programas de televisión de máxima audiencia. Pero todo resultó en vano, hasta días después.
Finalmente, el 11 de junio, Adrian se presentó en comisaria para confesar lo que muchos ya se olían. Había matado a Rocío la misma noche que fue a su casa, la había descuartizado y había repartido los trozos en bolsas de plástico por el pueblo. Él mismo condujo a los investigadores hasta las bolsas.
No dejan de colgar carteles
Adrian ya está en prisión provisional a la espera del juicio, pero los padres de Rocío no han dejado de colgar carteles por el pueblo. Ya no son carteles de "Desaparecida", sino reclamando justicia. Su madre María confiesa que su gran temor es que se acaben olvidando de ella.
Siente que los pésames y los homenajes se van quedando atrás, y que ahora tienen que arrastrar ellos solos el dolor de la pérdida, asegura. "La gente ha seguido su vida, aquí sigue la familia más cercana", cuenta esta madre coraje". Además, se han encontrado con el desafío de cuidar del bebé.
Tras perder a Rocío, sus padres temieron no poder hacer frente al gasto económico que supone sacar adelante a una criatura. La familia de Rocío proviene de un origen humilde y de un entorno precario. Hicieron un llamamiento para que cualquiera que pudiera les ayudara, fuera como fuera.
A la espera de una fecha para el juicio
Mientras luchan para darle lo mejor, no cesan en su empeño de seguir difundiendo el caso de su hija. Ni María ni su marido se rinden y cuando les quitan los carteles los vuelven a colgar. "Solo quiero que esto no le pase a nadie más", explica mientras cuenta los días para que empiece el juicio.
El juicio aún no tiene fecha "y no nos dicen cuándo será porque ahora en agosto ha habido vacaciones en los juzgados", explica. Pero ella se queja de que "lo que yo siento no tiene vacaciones". María quiere estar allí para ver al asesino de su hija cara a cara, y para que se haga justicia con Rocío.