Más de tres años después de los atentados terroristas que golpearon a Cataluña, los familiares y seres queridos de las víctimas deben recordar ante el juez la sensación que vivieron el día 17 de agosto.
Los ataques tuvieron lugar en Barcelona y Cambrils (Baix Camp), pero el peor golpe fue en la ciudad condal. Decenas de personas perdieron la vida por el atropello, entre ellas un niño de 3 años que dio la vuelta al país. Ahora, sus padres tienen que volver a recordar lo que seguramente sea el peor día de sus vidas.
El padre quiere que la muerte de su hijo sirva «para algo bueno, no para iniciar la guerra»
Javier Martínez, el padre del niño de tres años, ha explicado en el juicio de la Audiencia Nacional que no olvidará nunca «el silencio de la Rambla». «En ese momento todos los principios como padre y los sentimientos para seguir y luchar quedaron rotos en el suelo de la Rambla», expuso.
Explicó que después de lo que vivió y de las «promesas no cumplidas» del Ministerio del Interior, hace tres años que trabaja para mejorar el trato a las víctimas. «Lo hemos perdido todos, ahora no sé si sería el presidente del mundo, el primer astronauta de Marte ... ya nunca sabremos qué sería», ha dicho. Añadió que quiere que la muerte de su hijo «sirva para algo bueno, no para empezar una guerra».
Javier Martínez recuerda el silencio de la Rambla
Martínez estaba trabajando en el mantenimiento de un edificio cuando recibió la llamada de la madre de su hijo que le decía que habían atropellado a su hijo y que se cortó enseguida. «Cogí un taxi y viéndola nerviosa pensé que algo habría pasado. El taxi paró antes de llegar, corrí Rambla arriba y pedí a los agentes que me acompañaran en el centro atención primaria », relató.
«Empecé a ver gente herida y un silencio que no olvidaré en mi vida, y que no he vivido ni a ninguna iglesia ni en ninguna parte», relató. En el centro atención primaria los familiares se abrazaron. Al cabo de media hora les dijeron que llevarían a su hijo al hospital San Juan de Dios con ambulancia para intentarlo reanimar. «Para mí revivirlo es muy duro, mando un abrazo a todas las víctimas», dijo Martínez, cuando le han ofrecido agua.
La familia recibió una indemnización económica, pero este no era su objetivo
Después de que le comunicaran la muerte de su hijo fue a su casa. «No sé cómo llegué». La mañana siguiente pidió a los agentes que la acompañaran a la Ciudad de la Justicia. «Los mossos han sido personas magníficas en los momentos más duros de mi vida, estoy muy agradecido por como lo han hecho todo y como personas y porque se sentían igual de mal que yo de no haber podido salvar la vida de mi hijo» , relató.
Ha explicado que fue «muy duro» cuando en la Ciudad de la Justicia le pidieron permiso para hacer una autopsia al hijo. Ha explicado que el Ministerio del Interior aseguró que tendrían todo lo que necesitaran, pero dijo que no ha sido así. Sí que han recibido la indemnización económica. «Hay suficiente dinero en el mundo para sacarlo del nicho y volverlo a la vida?», Se preguntó.
Manifestó que el objetivo de su comparecencia es que se mejore el trato que reciben las víctimas. «Las sensaciones de odio, rabia, indignación, depresión, todas las cosas negativas las he juntado y de estas cosas he hecho una causa» para que esta situación «no vuelva a pasar». Dijo que los últimos tres años ha hablado con varias personas y ha trabajado para que los protocolos cambien.
Javier ha acabado diciendo que quiere que la muerte de su hijo «sirva para algo bueno, no para empezar una guerra». Añadió que por eso abrazó un imán y pidió que no se ataque a la comunidad musulmana. «No atacáis quien no tiene la culpa», concluyó.