La vacunación contra el covid avanza de forma rápida en muchos países. Cada vez hay más personas con la pauta completa, y muchísimas más todavía con, por lo menos, una dosis de las vacunas.
Se trata de un tema, sin embargo, que causa cierta controversia. Pese a que parece que gran parte de la población no tiene problemas en administrarse las dosis, hay otro sector que se niega a ello. Precisamente por ello han sido catalogados ya como antivacunas.
En muchas ocasiones ha sucedido que algunas de estas personas acaban después en UCI por el covid o, incluso, falleciendo tras contagiarse. Cierto es que, de haberse vacunado, quizás hubieran tenido el mismo destino, pero hubiera habido menos probabilidades.
Hay que recodar, como los expertos no se cansan de repetir, que las vacunas no impiden el contagio de coronavirus. Lo que hacen es reducir as probabilidades de padecer síntomas graves, o incluso de fallecer, en caso de contagiarse. Es por ello que tantos médicos y especialistas aseguran que sí funcionan.
Pues bien, como decimos, hay personas, incluso familias enteras, que se niegan a ponerse las vacunas. Eso es lo que sucedió con los Goncalves, una familia de origen sudafricana pero instalada en Portugal.
Al parecer, viendo toda la información que había en la red sobre las vacunas y sus posibles efectos adversos, habían decidido no administrarse ninguna de las dosis, ninguno de ellos. Hay que tener en cuenta que los padres estaban dentro de la población de riesgo, pues eran personas de entre 65 y 75 años.
Así pues, hubo un día que la familia se reunió para comer, pocos días más tarde, tres de ellos cayeron enfermos. Lo que tenían era COVID-19 y solo dos semanas después, fallecieron.
El padre, de 73 años, la madre de 65 y el hijo de 40, todos ellos perdieron la vida. Ha sido ahora otro de los hermanos el que ha explicado su historia. Él no se contagió durante aquella reunión familiar puesto que no estuvo en ella.
El padre se contagió en el hospital días antes
Según ha contado el hombre, cree que todo pudo ser después de que el padre de la familia se contagiara en un hospital. El día 6 de julio acudió a un centro médico por unos cálculos renales. Tras esto, la familia se reunió, el día 10, cayeron enfermos y dos semanas después fallecieron.
"El jueves 8 de julio mis padres cenaron en el apartamento que mi hermano comparte con su novia y ese fin de semana empezaron a sentirse muy enfermos. El lunes, la novia de mi hermano dijo que Shaul podía sentir que algo andaba mal", ha contado.
Tras esto, asegura que su hermano se sentía tan mal y cansado que decidió hacerse una prueba de coronavirus, en la que dio positivo.
"Mis padres también estaban muy enfermos en ese momento. Fueron al hospital y recibí un mensaje de texto de mi padre esa tarde diciendo que habían sido admitidos porque ambos dieron positivo. Eso fue el 12 de julio", ha explicado también el hombre.
Tras esto, todos acabaron en la UCI, a los pocos días y más tarde, terminaron por perder la vida. El primero en fallecer fue el hijo, de 40 años.
Su hermano ha explicado que era una persona sana y que siempre hacía ejercicio. Considera que la vacuna podría haberle salvado la vida.
A los dos días falleció el padre, y a la madre le indujeron el coma. Esta mujer padecía problemas de salud previos, y tenía una enfermedad autoinmune. Aguantó así hasta e día 24, cuando los médicos llamaron a su hijo para informarle de que estaba en horas críticas, esa noche falleció.
Ahora este hijo ha explicado los motivos que llevaron a la familia a no vacunarse. Asegura que estaban asustados por toda la información que habían ido viendo sobre las vacunas. La incertidumbre les hizo optar por el no a la vacunación.