El mundo llegó la semana pasada a los 106 millones de contagios y 2,3 millones de fallecidos, unas cifras dramáticas que muestran el alcance de una de las peores pandemias que se recuerdan. Detrás de los fríos números hay, además, historias personales teñidas de tragedia como la que ha azotado a una familia en Brasil.
El hijo de María Eustaquia da Silvia, una mujer de 69 años de la localidad de Ceres, en Goiás, murió este lunes a consecuencia del coronavirus. Al conocer la trágica noticia de su muerte, la mujer sufrió un infarto y también acabó muriendo.
Su hijo se llamaba Irapua Francisco da Silva y tenía 44 años. Había dado positivo en Covid-19 una semana antes de morir, pero rechazó el ingreso hospitalario al no querer ser intubado. Una decisión fatal, porque el virus atacó rápidamente a sus pulmones provocándole una insuficiencia respiratoria que le obligó a ir al hospital.
Pero ya era demasiado tarde. El paciente ingresó en el centro hospitalario con una saturación de oxígeno incompatible con la vida y falleció poco tiempo después. En casa le esperaba su madre, esperando noticias sobre la evolución de su hijo.
Toda esperanza de un desenlace feliz se desvaneció cuando al otro lado del teléfono los médicos le notificaron que Irapua había muerto. La trágica noticia sacudió a la mujer, causándole un infarto que le llevó a una parada cardiorrespiratoria. Los servicios sanitarios se desplazaron hasta su domicilio para atenderla de urgencia. Las maniobras de reanimación consiguieron que Eustaquia llegara con vida al hospital, pero finalmente falleció.
Una decisión fatal
La familia explica que Irapua sintió los primeros síntomas a principios de febrero debido a una subida abrupta de la fiebre. La prueba PCR confirmó que era positivo en coronavirus, y los médicos comprobaron que se trataba de un cuadro grave ya que el 75% de los pulmones estaban dañados debido a la reacción inmunológica.
Pero el hombre rechazó ser hospitalizado e incluso la segunda vez que fue al hospital se negó a ser intubado. Sus familiares no tienen ninguna duda de que esto fue lo que le llevó a la muerte y, de forma colateral, también a su madre, que al conocer la noticia de su fallecimiento entró en parada cardiorrespiratoria. Ambos fueron enterrados ayer en su localidad, Ceres.
Una nueva cepa en Ceres
Brasil sigue atravesando una situación crítica, con un colapso hospitalario y miles de muertos diarios. La lucha contra la pandemia allí se ha complicado por la aparición de nuevas cepas más contagiosas de coronavirus. En la localidad donde fallecieron Eustaquia y su hijo, sin ir más lejos, se ha identificado esta semana una nueva variante, que está siendo analizada por el Instituto Adolfo Luz del Laboratorio Nacional de Salud Pública de Brasil.
Según las primeras evidencias, la nueva variante de coronavirus identificada en Ceres, en el estado de Goias, este lunes, no es más contagiosa ni más letal que la anterior. La variante llamada P2 ya circulaba desde hacia tiempo por Brasil pero no está comprobado que cause un aumento de los contagios de Covid-19.
Según el laboratorio, «esta cepa no es más transmisible o más grave que las otras, pero sirve como advertencia de que incluso aquellas personas que ya pasaron la enfermedad, pueden tenerla por segunda vez».
La nueva variante fue identificada tras el contagio de una vecina de Ceres, que además es el primer caso de reinfección registrado en esta región del centro del país. El lunes se confirmó la aparición de esta nueva variante que se suma a las de Manao, Reino Unido y Sudáfrica, poco después de que el gobierno británica diera un dato preocupante: hay más de 4.000 nuevas variantes de coronavirus en el mundo.