Pedro y Trinidad eran dos vecinos muy queridos en la pedanía murciana de Sangonera. El 13 de octubre de 2019 una vecina los encontró muertos, cosidos a puñaladas. Esta semana ha arrancado en la Audiencia de Murcia el juicio en el que Antonio, hijo del matrimonio, está acusado de asesinato.
El fiscal asegura que Antonio mató a sus padres por dinero, pero el acusado defiende su inocencia. Y no será nada fácil demostrar la autoría en este suceso rodeado de misterio. La deflagración que se produjo tras el doble crimen borró todas las pruebas, y no pudieron encontrar ADN del autor.
Inicialmente pensaron que se trataba de uno de los muchos robos que estaban teniendo lugar aquellos días. Pero cuando Antonio no se presentó al funeral de sus padres saltaron todas las sospechas. Ahora se enfrenta a 30 años de cárcel, mientras que su marido Santiago fue exonerado de toda culpa.
Antonio tiene un pasado oscuro
Una vecina que solía ir a diario a casa del matrimonio se los encontró muertos y dio la voz de alarma. Estaba todo revuelto, y en una de las habitaciones estaban los cuerpos de Pedro y Trinidad en ropa interior. Su hijo Antonio y su marido Santiago se encontraban prófugos de la justicia por otros delitos.
Días después de los hechos fueron arrestados y el juez ordenó su ingreso en prisión. Tras cumplir la pena que tenía pendiente, Santiago salió de la cárcel. Su marido Antonio, de 43 años, permaneció entre rejas acusado de varios delitos y como sospechoso de haber acabado con la vida de sus padres.
El pasado oscuro de este hombre jugaba en su contra, ya que tenía antecedentes por haber quemado gatos vivos. La fiscalía asegura que el 13 de octubre apuñaló a su madre en once ocasiones y propinó a su padre una cuchillada mortal. Después provocó una explosión para borrar todas sus huellas.
Muchos indicios y ninguna prueba
En el juicio que ha arrancado esta semana en la Audiencia Provincial, la policía reconoce que no encontraron huellas del acusado. Por lo tanto, no existen pruebas que lo incriminen directamente. La deflagración borró cualquier rastro del asesino, y ahora todo lo que tienen son solo indicios.
La policía ha explicado que las víctimas recibieron heridas mortales estando en la cama del dormitorio. “Por la posición de los cuerpos, el hombre fue agredido estando tumbado en la cama y medio envuelto en las sábanas. Ella sí que podría haber estado de pie”, ha testificado uno de los agentes.
También ha recordado que “en la casa había botellas de butano en varias ubicaciones”. En su opinión, la explosión, el calor y el desprendimiento pudieron haber borrado las evidencias del doble crimen”. Aun así, ha afirmado que durante la investigación “todos los indicios nos llevaban hacia Antonio”.
La extraña explicación del acusado
Según otro agente, “mis compañeros encontraron dinero en la cama y la puerta de la vivienda no estaba forzada”. En su opinión, “creo que no fue alguien que entró simplemente a robar”. La policía contaba con varios testigos que habían visto al acusado en la vivienda el día de los hechos.
Antonio reconoce que aquel día fue a Alcantarilla a comprar droga, pero que después no fue a Sangonera sino que volvió a Albacete. Allí se escondía con su esposo, hasta que fueron interceptados por la policía. Antonio asegura categóricamente que él no mató a sus padres y que los asesinos siguen ahí afuera.
Hay una explicación aún más rocambolesca de Antonio, y es que asegura que le señalan por ser gay. La defensa está jugando a plantear la duda razonable para conseguir la absolución de su cliente. “Lo que quiero es que ustedes se pregunten si el que no me agrade esa persona es motivo suficiente para acusarlo de asesinato”, ha dicho el letrado.
Pendientes del veredicto
En Sangonera sigue la indignación por el crimen del matrimonio tres años después. ‘Mamá Trini’ y ‘papi Pedro’, como eran conocidos en el barrio, se habían ganado el corazón de todos. Eran muy cariñosos con la gente y siempre que alguien tenía un problema estaban ahí para echar una mano.
Procedentes de Beniel, se instalaron en la pedanía murciana de Sangonera para criar a sus tres hijos: Pedro, Manolo y Antonio. Ella limpiaba casas en Murcia, mientras que su marido se ganaba la vida como chófer de camiones y autobuses. Los dos jubilados pronto se hicieron muy queridos.
La última vez que les vieron fue el viernes cuando salieron a tirar la basura, y el domingo los encontraron muertos. Ahora, uno de sus hijos se sienta en el banquillo de los acusados aunque asegura ser inocente. El jurado tendrá que deliberar y tomar una decisión que, seguro, no será nada fácil.