Los vecinos de la comarca de Terra Chá, la de mayor extensión de toda Galicia, están de luto tras el fallecimiento del sacerdote Javier Rodríguez Couce.
El clérigo ha perdido la vida con tan solo 50 años y ha dejado un enorme vacío entre los feligreses de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, donde era responsable de 35 parroquias.
Con esta cifra llegó a convertirse en el cura con más iglesias a su cargo dentro de su diócesis. Además de ser el capellán responsable de atender a las dos residencias de mayores ubicadas en Castro de Rei.
Gracias a su intensa actividad y su insaciable labor humanitaria, el cura supo ganarse rápidamente el cariño de todos los vecinos de la zona.
Fallece el sacerdote Javier Rodríguez Couce con tan solo 50 años de edad
Nacido en San Sadurniño (A Coruña) y ordenado sacerdote en 1999 en Mondoñedo, Javier Rodríguez llevaba tan solo 6 años instalado en la Terra Chá.
Después de iniciar su actividad en Cedeira y pasar por otras parroquias como la de San Claudio, en Ortigueira, el cura recibió la llamada del entonces obispo Manuel Sánchez Monge.
La petición era clara: necesitaban un sacerdote de apoyo en la zona debido al estado de salud del cura Xosé Manuel Carballo, que acababa de pasar por una traqueotomía.
Lo que en un principio era una solicitud de ayuda para 15 días, se acabó convirtiendo en una fructífera estancia de 6 años. Un tiempo en el que Javier fue acumulando parroquias debido a una cuestión de edad y tiempo.
"Algunas personas ven los cambios y los aceptan porque es pura realidad. La gente ve que los sacerdotes son mayores y están enfermos y que los demás tienen cada vez más responsabilidades. No se trata solo de decir trabajo masivo o solidario para cada parroquia. Hay trabajo burocrático, catecismo, visitas a los enfermos...", señalaba el cura en una entrevista concedida este pasado mes de julio a La Voz de Galicia.
El cura era responsable de 35 parroquias y dos residencias que hoy lloran su muerte
Con el paso del tiempo y ante la falta de renovación generacional, los curas van perdiendo facultades para abarcar un área de extensión tan amplia. Una situación que, unida a la escasez demográfica de la zona, ha provocado que sea imposible contar con un sacerdote en cada parroquia.
"El obispo siempre decía que había que preparar a la gente y decirles «mira a los sacerdotes de la zona, son mayores, hay que compartir párroco». Puede costar un poco ir a misa en la parroquia de al lado, pero no hay otro remedio", añadía a La Voz de Galicia unos pocos meses antes de fallecer.
A pesar de ser consciente de la realidad que afronta la iglesia para mantenerse viva en las parroquias más pequeñas, Javier Rodríguez ponía todo de su parte para ejercer su labor.
Compaginaba su horario de forma magistral para conseguir ofrecer misa en hasta 5 parroquias distintas por día. Una tarea muy difícil teniendo en cuenta su trabajo al frente de la comarca con mayor extensión de Galicia.
Además, era un sacerdote muy comprometido con sus feligreses y preocupado por los problemas sociales y económicos que afectaban a sus vecinos.
"Si te preocupas, la gente lo entiende. Un cura tiene que preocuparse por los problemas de los ganaderos. Los problemas de la gente tienen que ser los problemas de los sacerdotes", añadía en su entrevista realizada el pasado mes de julio.
No cabe duda de que la ausencia del sacerdote será más que latente en las 35 parroquias que estaban a su cargo y hoy lloran su muerte.