Julieta de solo ocho años se ha convertido en una de las víctimas más jóvenes causadas por el COVID-19 en España en las últimas semanas. La niña había estado ingresada en el hospital durante 9 días. Finalmente los médicos no podían hacer nada por su vida y acababa falleciendo en el mismo centro en el que se encontraba hospitalizada.
Sus padres confirmaban que la niña no sufría patologías previas antes de contagiarse de COVID-19. Julieta y toda su familia habrían tenido el virus hace algunas semanas. Sus padres confirman que fue dada de alta una primera vez antes del ingreso definitivo tras empeorar su estado de salud.
El calvario para esta familia argentina empezó el pasado 8 de junio. Fue entonces cuando a Julieta se le detectaron unas manchas en la piel. Concretamente, estas eran bien visibles en el pecho, axilas, piernas y cuello.
Lógicamente, la primera reacción de Cyntia y Daniel, los padres de la niña, fue llevarla a un médico. Este en ningún momento lo relacionó con el COVID-19 y lo que hizo es darle un tratamiento antialérgico. Todo pese a que sabía que la familia hacía pocos días que había superado el coronavirus.
La salud de Julieta fue empeorando con el paso de los días
La verdad es que los padres de Julieta tampoco vincularon las manchas de su hija con el coronavirus. "Nosotros tocábamos el cielo con las manos porque salimos de eso y las nenas no tuvieron complicaciones", explicaba Daniel en el diario Clarín. "Nunca nos imaginamos lo que vino después", continuaba diciendo con tristeza.
En un principio, todo parecía ir bien. La crema que le habían recetado funcionaba y las manchas de Julieta fueron desapareciendo. Pero tardó pocos días en empezar a tener unos problemas gastrointestinales y fiebre alta que hicieron que la llevaran a urgencias.
Era 28 de junio cuando finalmente tenían que ir al hospital con Julieta. Concretamente, la niña ingresó en el centro hospitalario Evita de la ciudad de Lanús. Y los primeros diagnósticos médicos en esta ocasión ya dejaban entrever que su caso era grave.
Fue sometida a una radiografía de tórax que demostraba que su salud había empeorado por culpa del coronavirus. "La médica nos dijo que tenía como un puntito de una neumonía, que si no se le trataba que se podía agravar y hacer más grande", relataba su padre. La hicieron tomar un medicamento, pero lo vomitaba de manera inmediata.
Mientras esto se producía, les dijeron que la iban a someter a más pruebas. Tendrían que esperar unas dos horas para ver como había ido todo. Pero durante este periodo de tiempo el estado de salud de Julieta volvió a empeorar.
Finalmente, los resultados acabaron confirmando que la niña tenía COVID-19. "Cuando le muestro la foto de la erupción a la doctora me dice: ‘Eso es Covid’. Yo no lo podía entender. Había pasado un mes desde que tuvimos el virus", lamentaba la madre de Julieta.
Su estado fue empeorando hasta tal punto que tuvieron que entubarla. El 9 de julio su padre, Daniel, recibe una llamada en la que le dicen que tenía un cuadro "muy severo" y que «no toleraba la medicación». Finalmente, más tarde recibiría otra llamada que le comunicaría la fatal noticia.
"A las 11 me volvieron a llamar para decirme que Julieta tuvo un paro cerebral y que era irreversible, que había que esperar que su corazón dejara de latir", afirmaba. Julieta sufrió una infección que afectó a sus pulmones, corazón, hígado. Fue lo que se conoce como un "síndrome inflamatorio multisistémico".
La vida de Julieta ya no se puede salvar, pero sus padres creen que sí se puede hacer algo por la de otros niños. Recuerdan que es necesario que se pueda "vacunar a todos los chicos contra el Covid".