Irma García fue una de las primeras víctimas identificadas en la masacre de un colegio de Uvalde (Texas) donde murieron 19 niños. La profesora fue asesinada cuando intentaba proteger a los alumnos con su propio cuerpo. Dos días después, su esposo Joe ha fallecido de un ataque al corazón.
Joe García sufrió un infarto ayer por la mañana estando en su casa y no pudieron hacer nada para salvar su vida. Joe e Irma estaban muy unidos, y sus familiares aseguran que el hombre “ha muerto de pena, con el corazón roto”. En apenas dos días, sus cuatro hijos se han quedado sin madre y sin padre.
La muerte de Joe es una consecuencia más de la peor matanza en un colegio de Estados Unidos en los últimos años. La mañana del 24 de mayo, Salvador Ramos abrió fuego en una escuela de primaria en Uvalde, Texas. El trágico balance fue de 21 fallecidos: 19 niños menores de 10 años, y dos profesoras.
Ha muerto de pena
El pistolero, un joven de 18 años, quería vengarse por el acoso escolar sufrido cuando era alumno de ese colegio. Entró en el centro armado con un rifle de asalto y se atrincheró en la clase donde estaba Irma con sus alumnos. La maestra intentó proteger a sus alumnos, pero fue asesinada a tiros.
La matanza siguió en una clase contigua donde se encontraba Eva Mireles, otra maestra, con sus alumnos. Sólo sobrevivió una menor, que se camufló con la sangre de una víctima para pasar desapercibida. Dos días después de la matanza, se ha conocido la muerte por un infarto de Joe García.
John Martínez, sobrino de Irma García, asegura que Joe murió debido al dolor provocado por la muerte de su esposa. “Es extremadamente desgarrador, anuncio con un profundo dolor que el esposo de mi tía Irma falleció de pena”, explica en redes sociales. “No tengo palabra para describir cómo nos sentimos”.
Estaban muy unidos
Joey Martínez, otro sobrino de la maestra asesinada, también anunció la muerte de su tío: “El esposo de mi tía falleció esta mañana debido a un ataque al corazón en casa. Ahora está con su esposa, estos dos harán que cualquiera se sienta amado sin importar lo que tengan, tienen los corazones más puros”.
Irma García tenía 46 años y era maestra de cuarto grado con 23 años de experiencia. Llevaba 24 años casada con Joe, con quien mantenía una relación muy estrecha. En su perfil del sitio web de la escuela incluyó unas breves líneas dedicadas a su familia, su marido y sus cuatro hijos.
“Me encanta hacer parrilladas con mi esposo”, se puede leer en el texto, donde también menciona a sus dos hijos y dos hijas. Joe e Irma eran feligreses de la Iglesia Católica del Sagrado Corazón en Uvalde (Texas). Irma dirigía un ministerio de mujeres de la comunidad, que ahora está rota de dolor.
Eran novios desde el instituto
Los familiares de Joe e Irma han abierto una campaña en GoFundMe para recoger fondos para sus hijos. “Realmente creo que Joe murió con el corazón roto tras perder al amor de su vida durante más de 30 años, fue demasiado para él”, se puede leer. Joe e Irma eran novios desde que iban al instituto.
Sus allegados recuerdan a Irma como una maestra “dulce, amable, amorosa y entregada a sus alumnos”. Ponen también en valor el acto heroico de Irma, que “sacrificó su vida por proteger a los niños de su clase”. Murió junto a su compañera Eva, con la que llevaba cinco cursos enseñando.
Eva Mireles tenía 44 años y 17 de experiencia como maestra de alumnos con necesidades especiales. Su marido, Rubén Ruiz, es oficial de policía en Texas y hace dos meses participó en un simulacro de tiroteo en el colegio de su esposa. El mismo donde este martes se desencadenó la tragedia.
Una tragedia imposible de olvidar
Salvador Ramos tenía 18 años y una personalidad atormentada por el acoso escolar que sufrió cuando era niño. Era tartamudo, ceceaba y provenía de una familia sin recursos, lo cual le convirtió en blanco de las burlas. Con la entrada en la adolescencia su carácter se volvió cada vez más extraño.
El pasado 16 de mayo, tras cumplir la mayoría de edad, compró dos rifles de asalto. El día de la matanza anunció lo que iba a hacer en redes sociales, y partió hacia la escuela donde había sufrido bullying. Antes disparó en la cara a su abuela, que intentó impedir que el chico saliera de casa.
Una vez en la escuela perpetró la matanza, y acabó siendo abatido por la policía. La tragedia ha golpeado profundamente el corazón de los Estados Unidos, donde se vuelve a abrir el debate sobre la tenencia de armas de fuego. Es el peor ataque en una escuela en la última década, una tragedia difícil de olvidar.