Hasta ahora todo eran especulaciones y predicciones en torno a la llegada de una segunda oleada de contagios en otoño. Pero ahora ya es una realidad: según los datos, España vivirá la segunda oleada antes de lo previsto por el preocupante cambio de tendencia en nuestro país que aumenta el riesgo en las próximas semanas.
La hipótesis de una segunda oleada en otoño se basaba en la idea de que el Coronavirus se reactivaría al volver el frío, el curso escolar y el aumento de actividades a puerta cerrada. Pero el aumento de los contagios con la llegada de la nueva normalidad se ha encargado de echar por suelo todas esas teorías, y España se prepara para una segunda oleada.
La situación varias zonas del país alertan desde hace semanas que las medidas de la nueva normalidad son insuficientes para mantener el virus a raya. Los expertos advierten de que España ha abandonado la tendencia de seguridad y ha entrado en una fase de riesgo que abre un nuevo escenario de alerta.
Así lo avala el modelo matemático del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (Biocom-Sc) de la UPC. Este se remonta a los primeros días de la pandemia y ha avanzado a lo largo de los meses para ofrecer un mejor rango de previsión de riesgo global, en la misma medida que los datos proporcionados por Sanidad y las comunidades han ganado en precisión.
El modelo calcula el índice de crecimiento en base a la propagación de la enfermedad y la proporción de casos activos diagnosticados en los últimos días. El resultado es una puntuación: si es inferior a 30, se considera riesgo bajo; entre 30 y 70, moderado; hasta 100, moderadamente alto; y si sobrepasa el 100 se considera riesgo elevado.
Los resultados se muestran en un gráfico de progresión temporal y con colores para cada una de estas regiones, del verde al rojo. Cada punto en la línea representa un día en la proyección. Aunque puede resultar farragoso, los autores lo aclaran: evoluciona en la buena dirección hacia abajo y hacia la izquierda, y empeora hacia arriba y hacia la derecha.
El modelo anuncia que España ha entrado en una dinámica de aumento del riesgo en las próximas semanas. La velocidad de propagación está muy lejos de la de marzo, que sólo se atajó con el confinamiento, pero la acumulación de casos activos lleva a un nivel de riesgo equiparable al experimentado en pleno estado de alarma.
Los factores como las medidas de control y, por otra parte, la aparición de rebrotes, pueden modificar rápidamente las previsiones. Zonas como L’Hospitalet pasaron del verde al rojo en cuestión de una semana.
Medidas más estrictas
Según la publicación, el confinamiento perimétrico de la región de Lleida no ha conseguido contener el contagio. De hecho, esta medida se aplicó 17 días después de que el índice de crecimiento fuera superado, lo que probablemente fue demasiado tarde.
La siguiente medida, que limita la movilidad y las reuniones, se aplicó 24 horas después de ese punto. «Probablemente tengamos que esperar una semana más para ver cómo los efectos se traducen en datos», matizan los encargados del estudio.
Sin embargo, también afirman que en L’Hospitalet las medidas se tomaron antes, sólo nueve días después de cruzar el umbral de alto riesgo, y en Barcelona incluso antes. A la espera de comprobar la eficacia de las medidas, su conclusión es que cuanto más tiempo se pase en la zona roja, más difícil es revertir la tendencia.
También añaden que la movilidad interprovincial y la alta densidad en ciertas ciudades españolas va a hacer necesario un cumplimiento más estricto de las normas de reducción de contactos de forma voluntaria, gracias a una fuerte concienciación pública si se quiere evitar otras medidas más duras.